martes, 12 de mayo de 2015

32



Podría decirse que los 32 años son los de la relatividad. El de otorgarle a las cosas, las preocupaciones, las alegrías, las tristezas y los sueños la importancia que en verdad merecen. Atrás quedaron los lamentos por alcanzar lo imposible o las lágrimas por las personas que no lo ameritaban o de sobredimensionar las alegrías.

Llego a esta edad en relativa calma. Intentando comprenderlo todo (en cierto sentido sigo siendo ambicioso) y asimilarlo para ser mejor persona. Sin duda hay muchas cosas por corregir, muchos defectos que enturbian el camino que no me dejan llegar a ser quien quiero, pero el sendero es largo hay aún mucho tiempo para hacer cosas buenas, y para equivocarme sin duda, pero todo hace parte del paseo supongo….

Sigo con mi meta de convertirme en un gran escritor, de lograr que mis palabras logren generar un sentimiento o una reflexión o un ‘algo’ en quien me lea, y creo que no dejaré de intentarlo jamás porque nací para eso, es mi destino escrito en las mismas estrellas que yo mismo he creado;  pero creo que mi meta principal ahora es hacer feliz a quienes me rodean, ser un pilar para ellos, un refugio, un motivo de esperanza, quiero dejar huella en la gente que me importa –a pesar que esa huella en ocasiones puedan ser cicatrices- porque ver sonreír a quienes quiero es  lo que más anhelo.

Ahora, a mis 32 años, al mirar atrás y ver el camino recorrido no siento la nostalgia como algo negativo, al contrario, todos esos recuerdos, los buenos y los malos, han ayudado a forjar mi carácter, a convertirme en la persona que soy  con todo lo que eso implica, a sonreír recordando a las personas que siguen a mi lado y a aquellas que han partido para siempre pero viven en mi corazón.

Porque eso también deja la experiencia: Perderle el miedo a la muerte. Antes le tenía pavor a ella. Nunca he sido religioso y no sé si haya un más allá…pero viendo tantas personas que he amado que  han partido, a mi papá, a Camilo, la nana o mi abuela no veo la muerte como algo malo ya que de alguna forma habré de reunirme con ellos, ya sea en el paraíso de las religiones, en otras vidas pasadas y futuras o simplemente en el silencio del descanso eterno.

En este momento siento que lo puedo lograr todo, que no hay imposibles, sólo debo insistir, persistir y resistir, los sueños se cumplen si luchas con ellos con todas las fuerzas de tu alma y como dice constantemente un amigo lo único que cae del cielo es lluvia por lo que no debo rendirme jamás, porque soy el toro, persistente, terco y cabeza dura que no cejará ante los obstáculos hasta superarlos o caer en  la plaza no sin antes haber dado una buena pelea….espero la batalla sea buena.

A todos, como siempre, mis infinitos agradecimiento, su amor, su amistad, su presencia es lo que en muchas ocasiones, cuando veo el camino oscuro y sin salida me fortalece para seguir luchando una y otra y otra vez.

Los quiero.


¡Feliz cumpleaños!