Título
original: 美しさと哀しみと, (Utsukushisa to kanashimi to)
Sello:
Austral Editorial
212
páginas
Sinopsis: Impulsado
por la nostalgia, Oki Toshio decide viajar a Kyoto para oír sonar las campanas
del templo en el Año Nuevo. Pero, además, quiere ver a Otoko, su antigua
amante, ahora pintora. Todavía hermosa, Otoko vive con su protegida Keiko, una
joven amoral, sensual y apasionada de apenas veinte años. Keiko desencadenará
este cruel drama de amor, venganza y destrucción
Sin
palabras he quedado después de leer la última frase de esta novela del nobel
japonés (del 68 para más señas) Yasunari Kawabata. La historia desborda tanta belleza, tanto
odio, erotismo, nostalgia y tristeza a
partes iguales que al final es imposible que alguien se quede impávido.
En
esta aventura seguimos a Okio quien después de poco más de veinte años decide
reencontrarse con su ex amante, la pintora Otoko. El tiempo ha pasado para
ambos y él sabe que de una u otra forma verla después de tantos años tendrá
repercusiones y aun así no puede evitar hacerlo.
Kawabata
es el segundo escritor que leo después de Haruki Murakami y leyéndolos a ambos
es posible ver el cambio generacional existente. Mientras que Murakami nos
habla de un nuevo Japón, moderno y tecnológico ahogado en su propia soledad,
Kawabata nos habla un poco de ese Japón antiguo, de la belleza de sus templos y
sus paisajes, de un país que empieza a levantarse después de su tragedia.
Sin
embargo, también hay puntos en común. Ambos autores nos muestran la sexualidad como
un reemplazo, no por el placer en sí sino como un placebo, un reemplazo para el
odio, la venganza y la tristeza por lo perdido, en cierto forma hacen suya esa
frase de Oscar Wilde: “Todo en la vida trata de sexo menos el sexo, el sexo
habla de poder”.
Algo
que me llamó la atención del libro es que en él quienes verdaderamente son son
las mujeres quienes tienen los sentimientos más fuertes y apasionados, los hombres por el contrario son cobardes,
patéticos o simplemente una herramienta para ejecutar una venganza. Podemos ver
en Otoko, la grandeza y la fortaleza del amor verdadero y el perdón, en Fumiko,
la humillación de una mujer engañada, el odio hacia un fantasma y la
incertidumbre de no saberse amada y en Keiko, la energía potente de la juventud
y el ansia de acabar con todo.
Es
una historia corta pero profunda. En pocos párrafos Kawabata es capaz de
perfilar perfectamente la personalidad de sus personajes, sientes la tensión de
una situación, la inminencia de una tragedia que no podrá ser impedida, pero a
la vez sientes conocer ese Japón mágico y por un momento te parece oír las
campanadas del templo en Kyoto por el año nuevo, o comer en esa posada
internada en el bosque o conocer hasta el último rincón de piel de esa mujer
consumida por la desesperación incapaz de amar.
Yasunari
Kawabata, uno de los escritores emblemas del Japón, primer ganador del Nobel de
literatura (el otro es Kenzaburo Oe), se suicidó el 16 de abril de 1972 sin dar
ninguna explicación, pero siendo consecuente con su vida de solitario
empedernido, de él nos queda su gran legado literario (como dato curioso cabe
decir que su obra La casa de las bellas durmientes le sirvió de inspiración a
Gabriel García Márquez para escribir Memorias de mis putas tristes) al cual sin
ninguna duda volveré.
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