Título original: Niebla al mediodía
Autor:
Tomás González
Editorial
Penguin Random House, sello Alfaguara.
148
páginas
En Niebla al mediodía, la más reciente novela de Tomás González (Medellín
1950) , al igual que en Crónica de una
muerte anunciada de Gabriel García Márquez, se nos dice desde el primer
párrafo lo que va a suceder, pero está narrado de una manera tan magistral que
el lector no podrá dejar de leer esta corta novela hasta haberla terminado.
La cuestión es la siguiente:
Hombre conoce a mujer, se enamoran, se casan, mujer abandona a hombre y mujer
desaparece misteriosamente. ¿Visto anteriormente? Por supuesto, pero la
narrativa de González tiene la fuerza suficiente para inyectar de novedad una
historia vista mil y una veces. Para lograrlo contará la historia desde ópticas
diferentes, la de Raúl, el abandonado, Julia, la verduga y desaparecida;
Raquel, la feroz hermana de Raúl, y Aleja la mejor amiga de Julia.
El novelista logra dotar a
cada personaje de una voz independiente y poderosa en donde no los juzga sino
que son sus lectores quienes deberán tomar parte. ¿Tenía razón Julia en
abandonar a un hombre tan pragmático y en apariencia tan simple como Raúl? ¿El
odio de Raquel hacia su ex cuñada es justificado? ¿Es compatible el Yoga con la
bondad del corazón? son preguntas sin una respuesta clara, el autor sólo va
dejando un rastro de hechos como piezas de rompecabezas con una figura que
dependerá de quien se sumerja en esta niebla al mediodía.
El personaje principal es
magnético y uno no puede dejar de ver al mismo Tomás González como protagonista
de su propia novela, y está bien que Raúl se dedique al estudio de la guadua,
que sea obeso y de un color de piel un poco oscuro, pero el escritor no puede
engañar a sus lectores a pesar de intentarlo denodadamente a pesar del
camuflaje, la figura del antioqueño auto exiliado en un paraje alejado de la
ciudad con esa aura de solitario y
talentoso a partes iguales es visible incluso desde las primeras páginas de la
novela.
Hay, sin embargo, un
personaje que está presente durante toda la novela a pesar de no tener voz en
la misma. Hablo de esa naturaleza, que crece indómita como si nada pudiera
detenerla, esas montañas exuberantes que inundan los paisajes verdes y donde el
agua es la reina de la narración. Agua que cae del cielo de manera torrencial,
que se ve en las lagunas desbordantes sin fondo, que se manifiestan en forma de
niebla que al mediodía que se mete en las fincas y las vidas de los personajes.
En contraste, los paisajes
urbanos son feos y caóticos y las personas que llegan a las ciudades parecen
sufrir un cambio que los vuelve en seres coléricos y fácilmente irritables y
que deben recurrir al sexo y al amor para salvar sus almas.
Una de las fortalezas de la
novela es su sentido del humor. El escritor no se frena a la hora de burlarse
de temas que sin lugar a dudas podrá herir muchas susceptibilidades como los
círculos mediocres de poesía, el yoga y su filosofía, la doble moral y el
snobismo intelectual y donde el lector sonreirá mientras recordará conocer a
alguien con estas características.
La novela es un placer para
leer. Está repleta de párrafos concisos y llena de frases demoledoras de esas que
son inevitables señalar o subrayar una y otra vez y que aparecen en la mente del lector incluso
días después de haber cerrado el libro. La extensión es otra de las fortalezas
del libro, no le sobra ni le falta una página, y a pesar que el autor pudo
haberle metido unas 10, 50 o 200 páginas más sin ningún problema, sabe terminar
la historia en el momento adecuado.
Probablemente habrán oído
mencionar que Tomás González es uno de los mejores escritores colombianos de la
actualidad, sino el mejor; que sus novelas son una maravilla, que el manejo que
hace del idioma es una maravilla y que sus novelas son fervientemente esperadas
por sus seguidores, tal vez hayan oído algunos de los tantos halagos que los
críticos y lectores hacen de su obra y se preguntarán si
son merecidos y si tienen razón en ellas. La tienen.
Creo que el mayor acierto de González es hacer un libro universal, un libro que se siente propio. Un libro con voz.
ResponderEliminarCompartó tu opinión respecto de Raúl, jamás lo vi con la descripción que Tomás trató de darle, siempre lo vi con el rostro del autor.
¿Es compatible el Yoga con la bondad del corazón? Buena reseña.
¡Gracias por leerme!
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