Acabo de empezar una nueva
novela. No llevo demasiado sumergido en ella, tan solo cuatro o cinco días pero
en cierto sentido siento un compromiso tan grande como el que tuve con la
primera que escribí.
Estoy escribiendo sobre fantasía,
quizá alguien podría clasificarlo como literatura juvenil. Me gusta este género
porque me abre las puertas a otros mundos
dentro de éste, amplía el espectro sobre lo que es real y no, cómo se percibe
el mundo y cómo seres imaginarios y magníficos, mitológicos y aterradores se
hacen tan reales que puedes sentir sus alas y sus colmillos cerca de ti…
Lo más difícil es, desde
luego, empezar. Tienes la hoja en blanco y una idea que te ha rondado en la
cabeza por días, meses, incluso años, pero no sabes cómo empezar a plasmarla,
traducir la imagen que tienes en tu cerebro al papel y que se siga viendo igual
de atractiva, sin afearla ni estropearla. Ese bloqueo, ese fenómeno de la hoja
en blanco no se limita al día en que finalmente decides empezar, sino que viene
de mucho tiempo atrás, desde el génesis de la misma idea, pero procrastinas una
y otra vez hasta que no puedes hacerlo más y empiezas a escribir de nuevo. Y es
maravilloso
En mi caso, la razón para este
aplazamiento indefinido (que hasta ahora lleva dos años) es el miedo, miedo a
escribir. Tal vez esta sea la verdad que no he revelado, la escritura para mí
es lo más placentero pero lo más doloroso que pueda existir.
Nunca soy más yo que cuando
escribo. Nunca muestro más de mi verdadero ser que cuando tecleo como
endemoniado, no encuentro más paz o reposo que en las letras con las que
intento comunicar algo. Pero es al mismo tiempo, una esclavitud, una fuente que
me agota de maneras inimaginables porque es tanto lo que dejo en ella que me
deja exhausto a nivel físico, intelectual y anímico. Es una relación de amor y
odio, deseo y necesidad que se repite una y otra vez en los ciclos que decido
ponerme manos a la obra, tal como un yonki con la droga que lo lleva al cielo a
la vez que lo destruye.
Pienso que hay gente que nace
para amar y ser amados, para encontrar un descanso en el dulce abrazo de la
persona correspondida, otras que lo
hacen para ser felices y llevar vidas
despreocupadas adaptándose a los cambios sin problemas; también hay quienes
nacieron para viajar, explorar países y paisajes maravillosos, y otras que
nacimos no para buscar la felicidad, o
ser amados o conocer lugares exóticos sino para escribir, para plasmar de
manera frenética historias maravillosas, fantásticas o trágicas, porque ese es
nuestro destino, nuestro llamado.
Escribo, porque es lo que me
mueve, porque es lo que verdaderamente me llena sin importar las consecuencias,
es el alivio, el amor y el verdugo, la salida a la carga que lleva dentro, porque la escritura me muestra
que entre más me intenté alejar de ella y pertenecer a otra parte al final volveré a ella una y otra vez como un hijo
pródigo.
Acabo de empezar una nueva
novela y no sé qué vaya a pasar con ella. No me importa si se convierte en
letra muerta, en una historia que no le interese a nadie, palabras, frases y
hojas cuyo destino sea acabar en el olvido, pero es mi historia, mi novela, el
reflejo de mi alma y por el momento eso es lo que importa. Es pequeña y luce
desvalida pero está hambrienta esperando a ser alimentada por mis sueños y
pesadillas y se ve casi indefensa. Pero respira.
Yo me ofrezco para leerla, yo leo de todo.
ResponderEliminarMi blog:http://despues-de-leer-un-libro.blogspot.mx/
¿me puedes seguir?
Espero saber más de tu novela, puedes contactarte conmigo:*
Acabo de empezar a escribirla, cuando terminé será un placer que la leas. ¡Ya te estoy siguiendo! Gracias por leerme.
EliminarDeseo muchísima inspiración en todo momento para ti :) Sin duda alguna la escritura es tu vocación así que estoy segura de que crearás una obra grandiosa que cualquier persona estará encantada de conocer, desde yo la primera.
ResponderEliminarUn saludo gigante para ti, muchos ánimos y fortaleza también. Ha de ser duro, pero lo lograrás :D
Jisela, muchas gracias por tus amables palabras. Es verdaderamente un placer contar con una seguidora como tú.
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