Título original: This is how you lose her
Sello: Literatura Mondadori
207 páginas
Sinopsis: Así es como la pierdes es un libro sobre mujeres que quitan el sentido y sobre el amor y el ardor. Y sobre la traición porque a veces traicionamos lo que más queremos, y también es un libro sobre el suplicio que pasamos después –los ruegos, las lágrimas, la sensación de estar atravesando un campo de minas– para intentar recuperar lo que perdimos. Aquello que creíamos que no queríamos, que no nos importaba.
Este podría ser un libro de amor, pero no hay amor; de sexo, pero el hambre de sus protagonistas no se sacia con él ni con la cantidad de mujeres con que se acuestan; de lo infieles que pueden ser los latinos, pero el tufillo triste del inmigrante y que está presente a lo largo del libro es universal y no se remite a una sola región, aunque quizá exista diferentes maneras de expresarlo.
Una amiga me lo recomendó mientras me decía que una de las conclusiones que le había dejado estos cuentos es que nunca se metería con un dominicano pues al parecer todos son perros… y no negaré que en estos nueve relatos esa es la constante (a excepción de uno que está contado desde el punto de vista femenino) pero me parece que reducir el contenido de este libro de Junot Díaz a esto es un poco injusto.
Comencemos por decir que la mayoría de relatos están protagonizados por Yunior (alter ego del autor) y la relación de él, y los hombres que lo rodean (como su papá y su hermano) con las mujeres. Para Yunior, inmigrante dominicano, al final los nombres de ellas, sus rostros y su cuerpo pierden importancia, recordará eso si el culo de una, los rizos de la otra, aquella vecina cuarentona que fue su amante durante su adolescencia, pero las irá reemplazando una después de otra porque sí, porque así es la vida, porque era inevitable engañarla y conseguir una o varias más.
A través de los ojos de Yunior vemos a esos Estados Unidos que no se nos muestra en las películas: Un país frío, duro, hostil. Un lugar donde la nostalgia por la tierra perdida, por los recuerdos de un pasado remoto se confunde con la nieve y un presente que no importa mucho más allá de las amantes que se convierten en ruedas de cambio.
Otro de los pilares de la historia es su familia. Entre relato y relato vemos cómo es su familia: El padre infiel y déspota y el hermano que se está muriendo de cáncer pero mujeriego y cínico, que habrán de forjar el carácter del protagonista y su relación hacia las mujeres, y la madre, fuerte, terca, quien se echa a hombros la responsabilidad de mantener a esa familia unida sin importar cómo o qué deba hacer.
Releo mis párrafos anteriores y pareciera que estuviera narrando una tragedia horrible y es posible que esté dando la impresión equivocada. La narrativa de Junot Díaz es relajada, alejada de dramatismos innecesarios, donde lo que se ve palpable una fina ironía hacia el tedio del amor, un recuento ameno por el hermano que se muere y prefiere hacerlo a su manera terca y orgullosa, rodeado de mujeres a las que no ama, que recibir ayuda.
Es esa maestría a la hora de contar relatos de Díaz, ganador del premio Pulitzer del 2008 con su novela La maravillosa vida breve de Óscar Wao, que nos hace leer la novela sin juzgar a nadie cuando sería tan fácil hacerlo. Es contemplando esa prosa despreocupada, en cierto sentido alegre, que comprendemos que los hermanos se mueren, las mujeres se pierden y la vida te cambia para siempre cuando decides ser un extranjero y eso está bien o quizá no, pero en cierto sentido es inevitable.
En un principio decía que el relato no trata sobre el amor, ni sobre el sexo o la inmigración, ni siquiera trata sobre Yunior. La novela trata sobre esas mujeres que se pierden. Sobre Nilda, Alma o Miss Pura, o tantas otras que aparecen en este libro, el amor que se vertió sobre ellas, la fortaleza de sus almas y la maravilla de sus cuerpos, la idiotez que se comete al dejarlas ir para luego conseguir otra igual de fabulosa a la que se le romperá el corazón o ellas lo harán con él. El libro trata de cómo nuestras vidas viven bajo la sinfonía permanente del influjo femenino y como orbitamos en torno a él una y otra y otra y otra vez.
Junot Díaz. |