miércoles, 27 de marzo de 2019

Porque las cosas cambian


 En estos meses han ocurrido cambios que aunque no me han afectado directamente si lo han hecho en algunos entornos donde me muevo y ciertos grupos de amigos. Cambios que nunca se me pasaron por la cabeza que fueran a pasar porque a veces uno da por sentado la presencia de  ciertas personas, lugares y etapas de la vida que cuando desaparecen parece que hubieran existido únicamente en sueños.

Los amigos de hoy pueden ser los enemigos del mañana; los amantes que compartieron ilusiones y cama, a la vuelta de la esquina pueden convertirse en dos desconocidos y la piel recorrida solo volverá durante breves instantes quizá con otros labios y cuerpos; la gente empieza a morir y nunca vas a estar preparado para ello, te consolarás diciendo que los verás en otra vida pero en días grises te preguntas si eso no es solo una mentira que te repites tantas veces hasta querer convencerte de ello; conoces a una mujer de pelo recogido y ojos color infinito y sientes que tu corazón late con más fuerza cuando la ves pero aún no te atreves a invitarla a salir porque no estás seguro de si te rechazara aunque es posible que una vez lo hagas tu vida no vuelva a ser la misma.

Pero los cambios no son solamente externos. Mudamos tantas veces de alma y piel que apenas somos conscientes de ello. Nuestro yo adolescente no  es el mismo que cuando teníamos veinte, veinticinco  o treinta. Lo que antes juzgábamos con dureza lo toleramos ahora cuando hemos sido nosotros mismos quienes hicimos lo que en el pasado juramos que nunca hacer. También aplica en el sentido contrario cuando ya no aguantamos a gente y situaciones que antes hacíamos por cortesía así nos resultara insoportable. Viajamos, conocemos, leemos, amamos, experimentamos, odiamos  y follamos tanto en una vida que pareciera que  no tenemos una sino mil encerradas en un solo cuerpo mutable y son todas las experiencias, tanto las buenas como las malas, quienes constantemente van moldeando nuestra esencia.

Los últimos años que he vivido han sido muy intensos. He visto demasiado gente amada partir pero también he visto nueva gente que aunque nunca ocuparán su lugar han creado nuevos recuerdos, nuevas sonrisas; he amado y he perdido, pero también he conocido y he besado unos labios que me moría por conocer y he visto ojos maravillosos observarme desde la penumbra de un cuarto a oscuras. He conocido el odio, el amor, diferentes países a los que nunca imaginé conocer y he escrito páginas y más páginas, algunas de las cuales he compartido con ustedes….el camino me ha cambiado pero a ustedes también y sí seguimos acá es quizá porque más allá de lo que pase la senda siempre nos llevará de vuelta por caminos conocidos. A casa.

¿Y el viaje ha valido la pena? Todos lo hacen, desde aquel que haces recorriendo miles de kilómetros hasta aquel que realizas sin salir de tu casa, porque lo importante de los ellos es que al final nunca serás el mismo. Y eso es bueno.  Ya lo expreso mejor que yo el maestro Bunbury (no creerían que tome el título de su canción sin pensar usarla)

Porque emprendemos nuevos viajes extraordinarios
Porque perdimos el equipaje con nuestras rutinas
Porque la ruina trajo consigo y de la mano las musas
Porque me dejo querer por tí




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