En estos
meses han ocurrido cambios que aunque no me han afectado directamente si lo han
hecho en algunos entornos donde me muevo y ciertos grupos de amigos. Cambios
que nunca se me pasaron por la cabeza que fueran a pasar porque a veces uno da
por sentado la presencia de ciertas
personas, lugares y etapas de la vida que cuando desaparecen parece que
hubieran existido únicamente en sueños.
Los amigos
de hoy pueden ser los enemigos del mañana; los amantes que compartieron
ilusiones y cama, a la vuelta de la esquina pueden convertirse en dos desconocidos
y la piel recorrida solo volverá durante breves instantes quizá con otros
labios y cuerpos; la gente empieza a morir y nunca vas a estar preparado para
ello, te consolarás diciendo que los verás en otra vida pero en días grises te
preguntas si eso no es solo una mentira que te repites tantas veces hasta querer
convencerte de ello; conoces a una mujer de pelo recogido y ojos color infinito
y sientes que tu corazón late con más fuerza cuando la ves pero aún no te
atreves a invitarla a salir porque no estás seguro de si te rechazara aunque es
posible que una vez lo hagas tu vida no vuelva a ser la misma.
Pero los cambios
no son solamente externos. Mudamos tantas veces de alma y piel que apenas somos
conscientes de ello. Nuestro yo adolescente no
es el mismo que cuando teníamos veinte, veinticinco o treinta. Lo que antes juzgábamos con dureza
lo toleramos ahora cuando hemos sido nosotros mismos quienes hicimos lo que en
el pasado juramos que nunca hacer. También aplica en el sentido contrario
cuando ya no aguantamos a gente y situaciones que antes hacíamos por cortesía
así nos resultara insoportable. Viajamos, conocemos, leemos, amamos,
experimentamos, odiamos y follamos tanto
en una vida que pareciera que no tenemos
una sino mil encerradas en un solo cuerpo mutable y son todas las experiencias,
tanto las buenas como las malas, quienes constantemente van moldeando nuestra
esencia.
Los últimos
años que he vivido han sido muy intensos. He visto demasiado gente amada partir
pero también he visto nueva gente que aunque nunca ocuparán su lugar han creado
nuevos recuerdos, nuevas sonrisas; he amado y he perdido, pero también he
conocido y he besado unos labios que me moría por conocer y he visto ojos
maravillosos observarme desde la penumbra de un cuarto a oscuras. He conocido
el odio, el amor, diferentes países a los que nunca imaginé conocer y he
escrito páginas y más páginas, algunas de las cuales he compartido con ustedes….el
camino me ha cambiado pero a ustedes también y sí seguimos acá es quizá porque
más allá de lo que pase la senda siempre nos llevará de vuelta por caminos
conocidos. A casa.
¿Y el viaje
ha valido la pena? Todos lo hacen, desde aquel que haces recorriendo miles de
kilómetros hasta aquel que realizas sin salir de tu casa, porque lo importante
de los ellos es que al final nunca serás el mismo. Y eso es bueno. Ya lo expreso mejor que yo el maestro Bunbury
(no creerían que tome el título de su canción sin pensar usarla)
Porque
emprendemos nuevos viajes extraordinarios
Porque perdimos el equipaje con nuestras rutinas
Porque la ruina trajo consigo y de la mano las musas
Porque me dejo querer por tí
Porque perdimos el equipaje con nuestras rutinas
Porque la ruina trajo consigo y de la mano las musas
Porque me dejo querer por tí
Todos los viajes valen la pena.
ResponderEliminarSaludos.