A veces pienso que los colombianos estamos enfermos de odio.
Nos matamos (ya sea de manera simbólica o literal) por una ideología, un
partido, un político al que defender (como si al final del día a estos les
importáramos en algo más allá de la época electoral) e incluso por una camiseta
de fútbol. Odiamos tanto que cuando vemos el amor lo juzgamos, lo etiquetamos y
lo discriminamos si no es igual al que decimos profesar.
Me refiero, claro está, a lo que pasó hace algunos días en un
importante Centro Comercial en Bogotá donde un tipo se acercó a una pareja
homosexual y la agredió bajo el pretexto que estaba pervirtiendo a los niños. El
energúmeno sujeto acusó de animales (que
sí, que todos lo somos pero acá la intención de insulto era obvia) y de andarse
manoseando con su ‘novia’ (era una pareja de hombres) alegando que él estaba
con su hijo. Posteriormente las grabaciones del Centro Comercial demostraron
que las acusaciones eran falsas y la pareja no había hecho nada indebido, un
par de días después un grupo nutrido de
homosexuales se reunieron para hacer una ‘besatón’ de protesta y el asunto
quedó allí.
O no. No quedó allí. Basta con darse una vuelta por las
cloacas de las redes, es decir los foros para ver el nivel de homofobia de este
país. Desde el insulto fácil e hiriente hasta la discriminación disfrazada de
buenas palabras ‘Yo no tengo nada contra los homosexuales pero…..’, ‘Igual yo
tengo amigos gays’ ..., ‘yo no tengo nada contra los homosexuales y hasta los
tolero’ y sandeces del mismo estilo.
Lo que dicen estos amiguitos defensores de la buena moral, es
que está bien ser homosexual siempre y cuando lo hagan en un espacio lejano
donde nadie se entere ni los vea…y siempre excusándose en los mismos caballitos
de batalla, que es antinatural, que la moral y las buenas costumbres, que la
biblia dice, que los niños (como si a los pobres niños no les bastara con ser
asesinados, torturados, abusados todos los días por miles para que ahora vengan
a ser usados como pretextos por los homófobos para justificar su odio)...
Habría que decirle al energúmeno padre de familia que él sí
que es un animal, una completa bestia. En su defensa, habría que decir que
todos lo somos. Unos simios más evolucionados que razonan, que hablan, se
visten y hasta van a centros comerciales pero animales al fin y al cabo. Que si
nos basáramos en lo que es natural, deberíamos habernos seguido regidos por la
madre naturaleza, no nos vestiríamos con los trapos muchas veces ridículos que
nos ponemos como ropa y de seguro no habríamos salido de la cuevas, o
hubiéramos creado el fuego, o aprendido hablar y escribir, o veríamos el
sexo como algo más que para reproducirnos (aunque creo que los delfines también
lo hacen por placer) y que se agarre con esta noticia, porque tampoco
hubiéramos creado ningún dios y no
tendría que aterrarse por ver dos personas demostrarse cariño.
No es ningún secreto para nadie que no creo en dios. Si hay
una fuerza superior la felicito por existir, le agradezco de todo corazón que
no se meta conmigo, y me deje en paz- yo prometo hacer lo mismo-. Si el resto
de la gente quiere creer en Jehová, Ganesha, Alá o en deificar a una lechuga me
parece perfecto siempre y cuando no vengan a joder a quienes no son como ellos,
ya veremos los paganos si nos quemamos en el infierno o no. Lo que me parece
muy jodido es que alguien que crea en una religión creada por y para gente del
Medio Oriente hace más de dos mil años, que cree que venimos de arcilla, que un
ente creo siete plagas en Egipto, un viejo separó el mar y que su salvador nació de una virgen venga a
decir que le parece poco natural que dos tipos se besen porque están enamorados.
Mi hermanita y mucha gente que quiero y admiro son religiosas,
pero esta fuerza los ayuda a ser mejores humanos y no a creerse mejores que nadie,
a juzgarlos y hacerles la vida imposible por no ser como su ‘dios de amor’esperaba.
Me gustaría que quedara claro que no pretendo hablar mal de las personas que son religiosas, ni busco generalizar, muchos de ellos se apoyan en su fe para su crecimiento espiritual pero tampoco puede desconocerse que también hay una problemática con personas que usan este aspecto para atacar a los demás.
Me gustaría que quedara claro que no pretendo hablar mal de las personas que son religiosas, ni busco generalizar, muchos de ellos se apoyan en su fe para su crecimiento espiritual pero tampoco puede desconocerse que también hay una problemática con personas que usan este aspecto para atacar a los demás.
Sinceramente compadezco a los niños de ese Centro Comercial.
No por haber visto a dos tipos besándose, sino por el escándalo que ello
supone. Si alguno es homosexual nunca podrá vivir plenamente su sexualidad ni
su vida afectiva porque siempre tendrá en la retina la muchedumbre ignorante y
sedienta de rabia que lo va a juzgar por quien es, que prefiere que viva una
mentira por respeto a las ‘buenas costumbres’ a ocultar su esencia; si no lo
es, va a crecer aprendiendo a odiar, a discriminar, a pensar que la violencia
es el único camino, que la rabia es el único lenguaje y que ‘eliminar’ a quien
no es igual es lo correcto.
Pobre Colombia, prefiere la muerte sobre la vida, el odio
sobre el amor, la religión impuesta sobre la libertad, la violencia sobre la
paz y por eso le va como le va... Pobre Colombia tan corto su amor y tan largo
su olvido a saberse diversa y feliz
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