domingo, 16 de diciembre de 2012

Antes de viajar en el tiempo tenga en cuenta las siguientes indicaciones (Ignorar este texto si viene del futuro)



Viajar en el tiempo es un arte para el que no todas las personas son aptas. Hacerlo requiere destreza, pericia y astucia para maniobrar de la mejor manera posible.
Las acciones que se realicen durante la travesía siempre van a tener consecuencias: El menor de los errores podría crear una paradoja en el tiempo o condenar a la raza humana a su extinción. Y sin embargo, las opiniones están dividas con respecto a este tema. Algunos de quienes lo han tratado opinan que el tiempo es inalterable, que, a pesar de lo mucho que se haga, las cosas terminarán ocurriendo de manera inevitable, mientras que otros opinan que el pasado se puede cambiar y, de esta forma, arreglar un presente defectuoso.
Ahora bien, querido aspirante a viajar en el tiempo, antes de emprender esta odisea, tenga en cuenta los siguientes puntos.

1. ¿Cómo lo hago?
No existe una sola manera de hacerlo. Podría decirse que la primera persona que lo planteó seriamente en el mundo de la literatura de ficción fue H.G Wells con su libro La máquina del tiempopublicado en 1895. Algunos podrán decir que antes lo hizo Mark Twain con su  Un yanqui en la corte del rey Arturo, publicado siete años atrás, donde un hombre viaja hasta donde el mítico rey y sus caballeros de la mesa redonda, pero, como finalmente se revela que es un sueño, la autenticidad de este viaje queda en entredicho.


El libro de H.G. Wells habría de marcar la mayoría de las pautas de los viajes en el tiempo: la invención de una máquina creada por el hombre que le permitiría desplazarse a la época en la que lo deseara, ya fuera al pasado remoto como al misterioso futuro, es el reflejo y la expresión máxima de una época donde los adelantos científicos y tecnológicos parecían infinitos.


Hijos de esta idea es la máquina del tiempo instalada en el Delorean por el Doctor Emmet Brown (‘doc’ para los amigos) que le permite desplazarse a disposición, o la máquina Tardis usada por el Doctor Who, o las máquinas usadas por la tripulación del Enterprise en Star Trek que sirven para realizar sus misiones.
En el otro extremo, en las antípodas de las máquinas que viajan en el tiempo, se encuentran los artefactos mágicos que permiten que esta travesía sea posible. Ya sea a través de un elemento mágico como puede ser el diario de El efecto mariposa o un sitio especial, una distorsión espacio-temporal que permita esta travesía como lo plantea Stephen King en su novela 22/11/63.

2. ¿Pasado o presente? He ahí la cuestión…

Una vez se haya conseguido el dispositivo para viajar en el tiempo, queda un dilema de suma importancia, ¿a dónde ir?
Hay que tener en cuenta que, por lo general, los objetivos son diferentes dependiendo de la época; me explico: cuando se viaja al pasado existe, por lo general, una misión establecida, una intención de arreglar un error o corregir el presente en el que se vive. El conocer el desarrollo posterior de los hechos influye el querer cambiarlos para bien o para mal.


Un ejemplo clásico de este tipo de viajes se da en uno de los últimos libros de Stephen King, el maestro del terror, 22/11/63, donde el protagonista viaja hasta la época del asesinato de Keneddy y su única misión es evitar este atentado para cambiar el curso de la historia.
También es importante aclarar que, muchas veces, es nuestro “presente” el “pasado” de seres del futuro, quienes vienen a arreglar asuntos que les incomodan. Pueden intentar salvar el mundo, como lo hace Bruce Willies en 12 Monos o también  pueden ser máquinas asesinas y desalmadas que vienen a asesinar a la última esperanza de la humanidad, como los robots asesinos que buscan acabar con John Connor, el líder de la resistencia, en Terminator. O puede ser simple y llano trabajo, como pasa en la reciente película Looper


Por otro lado, está la opción de ir al futuro. Al ser incierto y misterioso no existe la intención de cambiarlo, al contrario, al viajar a él se hace con curiosidad científica y expectativas por lo que pueda pasar. Ejemplos de ello son las ya citadas La Máquina del tiempo Volver al futuro, en donde ambos protagonistas, quienes por cierto son científicos, viajan inicialmente para saber qué ha pasado en el futuro.
Cabe hacer la excepción con aquellas personas que son obligadas a viajar al futuro en contra de su voluntad  y que no disponen de medios para volver a su época. Dentro de esta categoría se puede incluir el proceso de criogenización presentes en la serie animada Futurama, donde Phillip J. Fry es congelado accidentalmente mil años y se despierta en el año 3000. O la película El Demoledor con Sylvester Stallone, donde nuestro musculoso amigo se ve obligado a congelarse como castigo a un crimen que, cómo no, no cometió.


Capítulo aparte merece la película El Planeta de los Simios, y no, no hablo del horrible esperpento que hizo Tim Burton, ni la decente película de hace un año, sino de la original de 1968 en donde.....no, mejor no digo nada para no tirarme la película, porque les aseguro que el spoiler es del tamaño de la Estatua de la Libertad.



3. ¿Si mato al tatarabuelo del nieto de mi madre estaré borrándome de la existencia?

Ya sabemos de qué manera viajar y hacia donde hacerlo. Ahora la cuestión es ¿nuestras acciones pueden cambiar el curos de la historia de manera radical? Esto, desde luego, se aplica para los viajes que se realicen al pasado, pues el futuro está por escribir.


Uno de los grandes escritores de ciencia ficción, Ray Bradbury, explica en su relato El sonido del trueno, que cualquier acto que hagamos en el pasado, por mínimo que sea, así sea la muerte de una pequeña mariposa, tendrá consecuencias funestas en el presente.
La otra cara de la moneda se encuentra en historias más tradicionales, donde los protagonistas pueden cambiar los acontecimientos ocurridos en el pasado y, de esta forma, salvar a una persona o país. Valga la pena decir que la mayoría de veces estas acciones son pequeñas y no causan una gran distorsión en el espacio tiempo como podría ser el asesinato de Hitler o salvar de la crucifixión a Jesucristo.
Cabe la pena discutir en este punto la teoría de las líneas del tiempo. Un ejemplo que puede ilustrar este caso se da en la serie animada Dragon Ball Z, donde uno de los guerreros llamado Trunks viaja desde un futuro apocalíptico para salvar la vida de Gokú, quien muere de una extraña enfermedad para la que ya existe cura en la época de Trunks; a pesar de salvar el universo y el futuro, al volver Trunks a su época, esta no es el futuro brillante dónde Gokú ha sobrevivido, sino la que ya conocía, donde todos estaban muertos, pero donde él, gracias a su viaje, ya ha entrenado con los guerreros Z, y puede hacerle frente a los enemigos que amenazan a la tierra.

Conclusiones…

Al igual que volar por los cielos, ir hasta la luna y sumergirse por los siete océanos, viajar en el tiempo es uno de los grandes sueños del hombre. En la actualidad se ve como una quimera, sin embargo, se están haciendo estudios que demuestran que esto no es imposible.
Stephen Hawking, el reputado y célebre físico inglés, no lo descarta del todo, y afirma que estos viajes podrían lograrse si se trabajara la cuarta dimensión que hace referencia al tiempo. Para ello existen tres posibilidades (que solo serían posibles para viajes al futuro): los agujeros de gusano, los agujeros negros y viajar casi a la misma velocidad de la luz.
Es cierto que en esta materia está todo por decirlo, y las posibilidades de hacerlo pertenecen más al mundo de la ficción que a una realidad posible, pero no olvidemos que lo mismo se pensaba de los aviones, los cohetes y los submarinos, que primero fueron protagonistas de historias de ficción hasta que, finalmente, pudieron hacerse realidad. ¿Por qué no podría pasar lo mismo con la máquina del tiempo?


Solo les doy el mismo consejo que le dio Abraham Simpson a su hijo Homero el día de su boda: “Si algún día viajas en el tiempo, no toques nada”.
Así que ajústense sus cinturones, no toquen nada y disfruten.



Artículo publicado originalmente en la revista argentina digital Piso 13: http://www.pisotrece.com.ar/index.php/arte-cultura-x/664-antes-de-viajar-en-el-tiempo-tenga-en-cuenta-las-siguientes-indicaciones-ignorar-este-texto-si-viene-del-futuro

miércoles, 12 de diciembre de 2012

ANTES DE VIAJAR EN EL TIEMPO TENGA EN CUENTA LAS SIGUIENTES INDICACIONES (IGNORAR ESTE TEXTO SI VIENE DEL FUTURO)


Viajar en el tiempo es un arte para el que no todas las personas son aptas. Hacerlo requiere destreza, pericia y astucia para maniobrar de la mejor manera posible.
Las acciones que se realicen durante la travesía siempre van a tener consecuencias: El menor de los errores podría crear una paradoja en el tiempo o condenar a la raza humana a su extinción. Y sin embargo, las opiniones están dividas con respecto a este tema. Algunos de quienes lo han tratado opinan que el tiempo es inalterable, que, a pesar de lo mucho que se haga, las cosas terminarán ocurriendo de manera inevitable, mientras que otros opinan que el pasado se puede cambiar y, de esta forma, arreglar un presente defectuoso.
Ahora bien, querido aspirante a viajar en el tiempo, antes de emprender esta odisea, tenga en cuenta los siguientes puntos.

1. ¿Cómo lo hago?



No existe una sola manera de hacerlo. Podría decirse que la primera persona que lo planteó seriamente en el mundo de la literatura de ficción fue H.G Wells con su libro La máquina del tiempopublicado en 1895. Algunos podrán decir que antes lo hizo Mark Twain con su  Un yanqui en la corte del rey Arturo, publicado siete años atrás, donde un hombre viaja hasta donde el mítico rey y sus caballeros de la mesa redonda, pero, como finalmente se revela que es un sueño, la autenticidad de este viaje queda en entredicho.


El libro de H.G. Wells habría de marcar la mayoría de las pautas de los viajes en el tiempo: la invención de una máquina creada por el hombre que le permitiría desplazarse a la época en la que lo deseara, ya fuera al pasado remoto como al misterioso futuro, es el reflejo y la expresión máxima de una época donde los adelantos científicos y tecnológicos parecían infinitos.


Hijos de esta idea es la máquina del tiempo instalada en el Delorean por el Doctor Emmet Brown (‘doc’ para los amigos) que le permite desplazarse a disposición, o la máquina Tardis usada por el Doctor Who, o las máquinas usadas por la tripulación del Enterprise en Star Trek que sirven para realizar sus misiones.
En el otro extremo, en las antípodas de las máquinas que viajan en el tiempo, se encuentran los artefactos mágicos que permiten que esta travesía sea posible. Ya sea a través de un elemento mágico como puede ser el diario de El efecto mariposa o un sitio especial, una distorsión espacio-temporal que permita esta travesía como lo plantea Stephen King en su novela 22/11/63.

2. ¿Pasado o presente? He ahí la cuestión…

Una vez se haya conseguido el dispositivo para viajar en el tiempo, queda un dilema de suma importancia, ¿a dónde ir?
Hay que tener en cuenta que, por lo general, los objetivos son diferentes dependiendo de la época; me explico: cuando se viaja al pasado existe, por lo general, una misión establecida, una intención de arreglar un error o corregir el presente en el que se vive. El conocer el desarrollo posterior de los hechos influye el querer cambiarlos para bien o para mal.


Un ejemplo clásico de este tipo de viajes se da en uno de los últimos libros de Stephen King, el maestro del terror, 22/11/63, donde el protagonista viaja hasta la época del asesinato de Keneddy y su única misión es evitar este atentado para cambiar el curso de la historia.
También es importante aclarar que, muchas veces, es nuestro “presente” el “pasado” de seres del futuro, quienes vienen a arreglar asuntos que les incomodan. Pueden intentar salvar el mundo, como lo hace Bruce Willies en 12 Monos o también  pueden ser máquinas asesinas y desalmadas que vienen a asesinar a la última esperanza de la humanidad, como los robots asesinos que buscan acabar con John Connor, el líder de la resistencia, en Terminator. O puede ser simple y llano trabajo, como pasa en la reciente película Looper


Por otro lado, está la opción de ir al futuro. Al ser incierto y misterioso no existe la intención de cambiarlo, al contrario, al viajar a él se hace con curiosidad científica y expectativas por lo que pueda pasar. Ejemplos de ello son las ya citadas La Máquina del tiempo Volver al futuro, en donde ambos protagonistas, quienes por cierto son científicos, viajan inicialmente para saber qué ha pasado en el futuro.
Cabe hacer la excepción con aquellas personas que son obligadas a viajar al futuro en contra de su voluntad  y que no disponen de medios para volver a su época. Dentro de esta categoría se puede incluir el proceso de criogenización presentes en la serie animada Futurama, donde Phillip J. Fry es congelado accidentalmente mil años y se despierta en el año 3000. O la película El Demoledor con Sylvester Stallone, donde nuestro musculoso amigo se ve obligado a congelarse como castigo a un crimen que, cómo no, no cometió.


Capítulo aparte merece la película El Planeta de los Simios, y no, no hablo del horrible esperpento que hizo Tim Burton, ni la decente película de hace un año, sino de la original de 1968 en donde.....no, mejor no digo nada para no tirarme la película, porque les aseguro que el spoiler es del tamaño de la Estatua de la Libertad.



3. ¿Si mato al tatarabuelo del nieto de mi madre estaré borrándome de la existencia?

Ya sabemos de qué manera viajar y hacia donde hacerlo. Ahora la cuestión es ¿nuestras acciones pueden cambiar el curos de la historia de manera radical? Esto, desde luego, se aplica para los viajes que se realicen al pasado, pues el futuro está por escribir.


Uno de los grandes escritores de ciencia ficción, Ray Bradbury, explica en su relato El sonido del trueno, que cualquier acto que hagamos en el pasado, por mínimo que sea, así sea la muerte de una pequeña mariposa, tendrá consecuencias funestas en el presente.
La otra cara de la moneda se encuentra en historias más tradicionales, donde los protagonistas pueden cambiar los acontecimientos ocurridos en el pasado y, de esta forma, salvar a una persona o país. Valga la pena decir que la mayoría de veces estas acciones son pequeñas y no causan una gran distorsión en el espacio tiempo como podría ser el asesinato de Hitler o salvar de la crucifixión a Jesucristo.
Cabe la pena discutir en este punto la teoría de las líneas del tiempo. Un ejemplo que puede ilustrar este caso se da en la serie animada Dragon Ball Z, donde uno de los guerreros llamado Trunks viaja desde un futuro apocalíptico para salvar la vida de Gokú, quien muere de una extraña enfermedad para la que ya existe cura en la época de Trunks; a pesar de salvar el universo y el futuro, al volver Trunks a su época, esta no es el futuro brillante dónde Gokú ha sobrevivido, sino la que ya conocía, donde todos estaban muertos, pero donde él, gracias a su viaje, ya ha entrenado con los guerreros Z, y puede hacerle frente a los enemigos que amenazan a la tierra.

Conclusiones…

Al igual que volar por los cielos, ir hasta la luna y sumergirse por los siete océanos, viajar en el tiempo es uno de los grandes sueños del hombre. En la actualidad se ve como una quimera, sin embargo, se están haciendo estudios que demuestran que esto no es imposible.
Stephen Hawking, el reputado y célebre físico inglés, no lo descarta del todo, y afirma que estos viajes podrían lograrse si se trabajara la cuarta dimensión que hace referencia al tiempo. Para ello existen tres posibilidades (que solo serían posibles para viajes al futuro): los agujeros de gusano, los agujeros negros y viajar casi a la misma velocidad de la luz.
Es cierto que en esta materia está todo por decirlo, y las posibilidades de hacerlo pertenecen más al mundo de la ficción que a una realidad posible, pero no olvidemos que lo mismo se pensaba de los aviones, los cohetes y los submarinos, que primero fueron protagonistas de historias de ficción hasta que, finalmente, pudieron hacerse realidad. ¿Por qué no podría pasar lo mismo con la máquina del tiempo?


Solo les doy el mismo consejo que le dio Abraham Simpson a su hijo Homero el día de su boda: “Si algún día viajas en el tiempo, no toques nada”.
Así que ajústense sus cinturones, no toquen nada y disfruten.