miércoles, 27 de junio de 2012

Libros leídos 21012. Diosas, brujas, hechiceras y vampiresas de Susana Castellanos:Ese acertijo hijo de la noche y el fuego llamado mujer





Diosas, brujas y vampiresa. El miedo visceral del hombre a la mujer
Autora: Susana Castellanos de Zubiría.
376 páginas

Susana Castellanos de Zubiria es una profesora y académica que siempre ha sentido fascinación por el mundo místico y misterioso de lo femenino. En este libro hace un recorrido histórico  por las diferentes culturas donde recoge diferentes facetas de cómo se  representa a la mujer, desde creadora y otorgadora de vida y fertilidad a vampiresa sexualmente insaciable y depredadora.

La mujer es el misterio más grande del universo. Para los hombres comprenderlas ha sido el enigma más fascinante de todos,  el hecho de que en ellas se geste la vida llena de temor al hombre, que a pesar de su falsa seguridad y valentía no puede hacer otra cosa que caer rendido a sus pies.

Pero  es más que eso…una mujer es hija de la noche y del tiempo,  poseedora de una  mirada  capaz de contemplar el tiempo y el destino. Su sonrisa tiene el poder de otorgarle la inmortalidad a un pobre mortal y su abrazo puede ser más mortal que la más afilada de las espadas.

Los hombres son conscientes de lo débiles que son ante el poder de lo femenino  manifestando curiosidad  ante su poder. En un principio lo  reverenciaron  y fruto de ello nacieron las diosas madres creadoras, pero posteriormente este respeto se convirtió en miedo y ustedes saben lo que pasan cuando una mayoría tiene miedo: Demoniza al objeto de sus pesadillas y fue así como la mujer pasó de creadora a criatura temible y de allí prácticamente a ser la culpable de todas las desgracias ocurridas a los machos –pobrecitos ellos- devotos.

Susana aborda todas las culturas desde las sumerias y babilónicas hasta las de América precolombina indagando sobre la concepción que se tenía de mujer. Todas las civilizaciones tienen en común ese temor, ese miedo, ese desconocimiento ante la magia de lo femenino, las diosas dan la vida pero al mismo tiempo pueden ser vengativas y otorgar la muerte. Con el paso del tiempo  serán las encargadas  de hilar el destino y convertirse en el puente entre el mundo de los vivos y los muertos.

Igualmente la autora ahonda en las hechiceras, hermosas mujeres a las que el mundo antiguo les teme pero admira. Con el advenimiento del cristianismo la mujer se convertiría en prácticamente la fuente de toda maldad a excepción de la virgen María –figura a menudo satirizada  por Susana-  y la hechicera se degenera en la bruja.

El miedo puede llevar a la locura y el desenfreno y esto lo retrata muy bien el libro al llegar a la parte de la brujería en donde la iglesia arremetió de manera desenfrenada contra la mujer independiente, poco sumisa o que se saliera de los cánones que quería esta institución. De manera cruda muestra la cacería y el asesinato ejercido por la Iglesia y para ello examina las pruebas que se les hacía a quienes eran acusadas de este crimen,  que en la actualidad puede sonar ridículo –y que de hecho lo es- pero que por desgracia les costó la vida entre crueles torturas a miles de mujeres.

La última parte del texto se refiere a las vampiresas y retrata el miedo del hombre ante la independencia sexual de la mujer, su terror a que sea ella quien tome la iniciativa –sin sospechar que siempre ha sido así- a que use su lujuria y erotismo contra él y esto lo pierda para siempre.


La autora, Susana Castellanos de Zubiría.


A pesar de ser un ensayo el texto nunca es denso, al contrario la narrativa es sencilla y fluida por lo que podrá ser leído por lectores de cualquier edad. Adicionalmente incluye pequeños relatos que pueden ilustrar un punto expuesto. Cabría destacar también el humor negro de Susana en ciertos aspectos donde juega con la ‘virilidad’ y el orgullo masculino.

Particularmente me llamó la atención que lo único que puede vencer a estas mujeres es el amor. Pueden ser los entes más omnipotentes pero una vez que caen bajo el influjo del corazón su poder prácticamente desaparece, viven en función de ser correspondidas y una vez que son olvidadas mueren para siempre. Me parece muy hermoso que lo que mueva a la mujer sea por lo que vale la pena vivir, mientras que su contraparte masculina es movido por causas tan mundanas y efímeras como el ser adorados por los siglos de los siglos, el dinero o la fama.

Es, sin dudarlo, un libro muy recomendado. El trabajo de Susana Castellanos es impecable, el lenguaje es sencillo más no así los temas que maneja que van desde el simple recorrido histórico y cultural de la presencia de la mujer en el mundo hasta la denuncia por los crímenes cometidos por la Inquisición. Atención particular al hermosísimo texto final del libro donde se habla de la necesidad del hombre, la mujer, los sueños y las historias.

Termino este texto diciendo que a pesar de lo contradictorias, soñadoras, malgeniadas,  impulsivas, orgullosas, misteriosas y enigmáticas que sean las mujeres suscribo lo dicho por el gran Vicente Fernández: ‘Mujeres, oh mujeres tan divinas, no queda otro camino que adorarlas”. 

jueves, 14 de junio de 2012

Siete pasos poco ortodoxos para superar un mal de amores

El amor… un día de primavera que se prolonga indefinidamente. Los trinos de los pájaros son más dulces, los aromas más agradables; hasta el vecino que te odia te mira con afecto, mientras el sol sale resplandeciente y la felicidad no cabe en el pecho.
Enamorarse es la sensación más maravillosa del mundo entero, ¿cierto? FALSO. Según estudios científicos este acto no es otra cosa que liberar toxinas y desatar sustancias químicas como la dopamina.
Los síntomas de esta enfermedad son terribles y se manifiestan por medio de películas románticamente mediocres, flores de todos los colores, olores y sabores, chocolates con forma de corazón y poemas tan mal escritos que ni siquiera un político podría hacer aposta; eso sin contar peluches, tarjetas y otras manifestaciones de este nefasto virus.
Una vez que uno de los miembros decide terminar, a quien de ahora en adelante denominaremos como el cabrón/la cabrona para evitar mencionar casos particulares, el otro queda con el corazón roto. A nivel científico podría decirse que le han suspendido de manera radical su suministro de drogas.
El pobre sujeto queda como un alma en pena, es un pobre yonqui  del afecto, un drogadicto vil y miserable que no dudará en arrastrarse hasta el cabrón /la cabrona quien se le reirá en las barbas mientras se besuquea con su mejor amigo; con el cual  acuerda irse de vacaciones a ese lugar paradisíaco que habías planeado con tantos meses de anticipación y en el que ya habías solicitado reserva desde hace tres meses, cuatro días y treinta y dos horas. (El caso anterior es meramente especulativo, desde luego).
Pero no hay que sufrir. Aunque el  proceso de desintoxicación puede ser extremo, Piso 13 tiene en exclusiva algunos consejos que pueden ser de utilidad en este terrible momento.

 (Piso 13 no se responsabiliza por el ingreso a la cárcel, manicomio, hospital, exorcismos o demás consecuencias en caso de que el tratamiento no de los resultados esperados).



1.) Consigue a quien atormentar Puede ser un número telefónico al azar al que puedes llamar diariamente cada media hora y colgar apenas contesten a partir de las tres de la madrugada hasta las ocho de la mañana.  Capturar a un insecto —al que desde luego le pondrás el nombre de tu ex— y procurarle dolorosas torturas cada cierto tiempo.  Si tienes poder sube los impuestos, inventa nuevos trámites, aumenta la edad de jubilación, echa tijera a la educación, a la salud o sal a matar elefantes inocentes.  Con esto se demostrará que si tú eres infeliz, el mundo restante también puede serlo.

2.) Probar un dolor mayor: Si el peso en el corazón es tan grande que no te deja dormir, comer o trabajar, tranquilo. Abandona la cama, seca las lágrimas, sal al bar más cercano que encuentres y emborráchate como una cuba. Busca a la mujer más hermosa del lugar. Antes de eso asegúrate de que tenga novio y sea el tipo más fortachón del lugar. Acércate a ella y compórtate de la manera más vulgar que puedas. Búrlate del fortachón. No te defiendas ante sus golpes. Ríete en su cara de lo ridículo que se ve con esa chaqueta de cuero. Al otro día, en el hospital, con la nariz destrozada, un hombro dislocado  y varias costillas rotas, comprenderás que hay dolores mucho peores que el de un corazón roto.

3.) Sal de la casa: Arréglate, ponte lind@. Sensual. Sal de casa. Encuentra a la persona más deseable de la fiesta. Ve que no tenga novio. Haz uso de tus encantos naturales. Sedúcela. Sácala de la fiesta. Llévala al motel más costoso de la ciudad. Bésala como si el mundo se fuera a acabar. Desnúdala. Vístete y vete dejándola hecha un mar de preguntas. Esto servirá para que por lo menos otro ser en el mundo comprenda que la vida no es justa.

4.) Juega con el cabrón /la cabrona: Toma una foto, amplíala. Imprímela varias veces. Puedes poner su cara en el tablero de los dardos, pegarlos en platos que después irán a ser destrozados cuando aprendas a disparar tiro al blanco. Imprímelos en el papel higiénico así podrás hacer literalmente lo que él/ella hizo con tu corazón. Esto servirá de... nada. Esa persona es una cabrona y lo merece.

5.) Escribe: Está bien;  todos sabemos que no eres un García Márquez, un Stephen King, o una JK Rowling y que lo único que has redactado han sido esos horribles ensayos que se basan en un 90% en la wikipedia. No estamos buscando que tu obra sea publicada, pero escribir sirve para relajarse, para expulsar todo el veneno en la piel que llevas guardado. Hazlo con humor, ¿presumía de un cuerpazo, pero era pura grasa al más puro estilo de Jabba the Hutt la cabrona? ¿O el cabrón tenía los dientes más separados que el Gran Cañón? Eso da buen material. Escribe para ti, vengándote a tu manera, sin esperar nada a cambio. ¿Quién sabe? A lo mejor algún día podrías publicar tu historia. Si Paulo Coelho, Cuauthémoc Sánchez y Stephanie Meyer pudieron hacerlo ¿por qué tú no?

6.) Ejercicio: Dato científico: hacer ejercicio puede liberar norepinefrina y endorfina las cuales neutralizan las terribles toxinas del amor. Haz  ejercicio así no quieras. Sí para olvidar esa persona debes hacer como Forrest Gump y atravesar todo el maldito país corriendo, no lo dudes y hazlo. Por lo menos eso te asegurará un buen cuerpo y podrás conseguir a alguien mejor quien te abandonó.

 7.) Triunfa: Ponte como meta triunfar en la vida. No por la persona que se fue sino por ti mismo. La  vida no puede depender de otra persona. Si ella se fue,  es su problema;  no sabe que se perdió a un ser maravilloso que podría ayudarla a crecer como persona.
Que esta crisis te ayude a replantearte la vida. Llora lo que tengas que llorar. Deprímete. Comete toda una tienda de helado si eso te tranquiliza. Pero seca las lágrimas, deja el  pijama en tu cuarto y levántate, surgiendo más fuerte, más seguro, mucho mejor que antes y así aprenderás que lo más importante eres tú y que luego vendrán mil cosas mejores para ti.

Artículo publicado originalmente en la revista digital argentina Piso 13: http://www.pisotrece.com.ar/index.php/entretenimiento/195-siete-pasos-poco-ortodoxos-para-superar-un-mal-de-amores

miércoles, 13 de junio de 2012

Correr



Cuando era pequeño odiaba trotar. Mi peor pesadilla en las clases de educación física, era el famoso test de Cooper donde se debía darle vueltas a una cancha de fútbol por cuarenta minutos seguidos….a duras penas le daba una y de resto me tocaba caminar minutos y minutos achicharrándome bajo el sol ardiente de Cali.

Una vez crecí me sentí atraído por las artes marciales. Por muchos años hice Karate y después Capoeira…si bien son actividades que exigen mucho físicamente no se requiere estar corriendo todo el tiempo. Empecé a trotar nuevamente  en mis regresos a Cali por las ganas de querer hacer algún ejercicio, no lo disfrutaba, simplemente lo hacía como una obligación.

Desde hace un mes empecé a salir a trotar los domingos, en la ciclovía de Bogotá. Esta vez no lo hice como una obligación, ni como un deber, era una especie de necesidad, de  querer salir a la calle y ver que me podía encontrar.

Empiezo a correr, con lentitud, a mi propio ritmo, no hay enemigos que vencer, ni una meta que alcanzar, cada vez que llego a una esquina me digo que podré llegar hasta la próxima y luego la próxima. Al trotar no existe ninguna preocupación, ninguna tristeza, ansiedad o alegría sólo la necesidad de mover la otra pierna, de ver qué se oculta detrás del próximo semáforo, de moverme al ritmo de mi respiración o la música que llevo en mi Ipod.

He corrido con sol, con el cielo despejado y azul muy azul, rodeado de gente que anda metida en sus propios asuntos;  también lo he hecho con el cielo gris, a punto de desplomarse, con pequeñas gotas que se deslizan incesantes sobre mi rostro y espalda y solitario siendo uno solo en la vía, siempre queriendo superar mis límites.

Correr me sirve como filosofía de vida: Arriba está  el cielo infinito, al fondo el horizonte, no hay metas, no hay cargas sólo las ganas de querer moverse, de dejar atrás las cosas malas, de exigirse, siempre sin dejar nada para el regreso, siempre obrando con sinceridad y esfuerzo. 

En estos momentos estoy corriendo hasta Unicentro que queda en la 127, con lo que estoy haciendo un poco más de 80 cuadras (eso sin contar con el regreso, en donde camino de vuelta a casa viendo detalles que en la carrera pasé por alto) pero sé que puedo dar mucho más, sé que no hay límites y siempre podré exigirme un poco más.

Les dejo este fragmento de esa gran película que es Gatacca en donde se ve la importancia de darlo todo  y eso, creo yo, es lo importante,  darse todo, en el ejercicio, en la literatura, en el amor, en la vida.







domingo, 10 de junio de 2012

Shame: Escape sin salida




Hay momentos en la vida que nos cambian para siempre. Situaciones  de los que de una u otra forma vamos a querer escapar sin saber cómo, hay hechos que quedan marcados en el corazón y nos provoca una desazón tan grande que nada nos puede aliviar por lo que queremos simplemente gritar y huir para no volver a sentir ese dolor y nos evadimos de mil maneras, engañándonos, buscando una salida en los placeres y en la autodestrucción. De eso habla Shame, película dirigida por el inglés Steve McQueen y protagonizada por Michael Fassbender y Carey Mulligan.

Shame significa ‘Vergüenza’  pero fue infámemente traducida  como ‘Deseos culpables’  y  publicitada como la vida de un adicto al sexo, además de ser reconocida por el desnudo que hace Fassbender.  Sin embargo, el sexo en la película, aunque es una constante, es tan sólo un elemento accesorio, lo exterior de ese dolor que lleva agazapado su protagonista y que se hace evidente en cada uno de los actos que realiza.

La película nos narra la vida de Brandon Sullivan, un joven, exitoso y apuesto treintañero que vive en Nueva York. Su problema es que está obsesionado con el sexo: Contrata prostitutas todo el tiempo, tiene el computador (tanto el de su casa como el de la oficina) lleno de pornografía, se masturba en el trabajo, seduce a cuanta mujer se le atraviesa por el camino, sale de conquista todos los días con su  jefe (que es casado).

Al comienzo de la película vemos a una mujer que lo llama insistentemente al teléfono, que insiste en verlo, él la ignora una y otra vez hasta que ella decide visitarlo. Descubrimos que se trata de su hermana Sissy, cantante, inestable emocionalmente, autodestructiva y dependiente completamente del afecto de su hermano.

A pesar que nunca se menciona el pasado de manera explícita, a excepción de una frase que dice Sissy en uno de los momentos definitivos de la película, se intuye que hubo un hecho trascendental que influyo mucho en el destino de ambos, en donde cada uno asume  el duelo de distinta forma, consolidándose entre ellos hay una relación de amor- odio cargada de dolor  y necesidad, y que mientras el hombre intenta  escapar por medio del sexo sin sentido, la mujer lo hace por medio del dolor físico y el acercamiento obsesivo con su  hermano.

Uno de los grandes aciertos de la película es que no está plagado de diálogos sino de pequeños detalles que hacen patente el desazón de los personajes, su enorme tristeza que va incluso más allá de las palabras. Una de mis escenas favoritas es cuando Sissy se presenta en un bar y canta el famosísimo ‘New York, New York’, su voz y las lágrimas que derrama Brandon evocan una situación desgarradora.



La actuación de Fassbender es sencillamente magistral. Sin riesgo a querer exagerar su actuación es mejor que la de Gary Oldman en ‘Tinker, tailor, soldier, Spy’ (El topo)  y muy superior a la de Jean Dujardin  de ‘The Artist’  ganador del Oscar. Que no haya sido ni siquiera nominado por su rol es simplemente vergonzoso.  Como dije anteriormente la película no tiene muchos diálogos y Brandon es muy parco, pero podemos presenciar su cansancio en cada gesto, mirada y palabra que dice.

La película es implacable y no tiene piedad con sus personajes. Brandon está completamente solo y busca el sexo como un mecanismo de escape pero de manera infructuosa porque éste le duele, no lo satisface o hace feliz  pero lo sigue buscando, de manera compulsiva, no importa si es con prostitutas, o con hombres, con tríos, con desconocidas, sólo quiere dejarse llevar pero su deseo nunca es saciado ni lo será.

Una de las escenas claves para entender la película es cuando el protagonista intenta empezar una relación con una compañera de trabajo, hay química y él se da cuenta que puede sentir cosas por ella. La lleva hasta su apartamento pero no es capaz de tener una erección por lo que ella se va decepcionada luego de lo cual él llama a una prostituta con la que fornica sin problema.  Es simplemente sexo, sin ningún tipo de apego, es la incapacidad de poder relacionarse, de poder amar, porque ama duele y lastima.


También es de destacar la ambientación de ese  Nueva York, frío, lujoso y hostil, tan solitario a pesar de estar lleno de gente, tan parecido a Bogotá. Igual pasa con la música compuesta por Harry Escott, donde se nos muestra una música triste, sin contemplaciones, sin salida, con el tiempo –ese tic tac que suena de fondo- corriendo en contra. Una muestra:




Es una película dura, muy dura, sobre la culpa, la vergüenza, las inútiles maneras que tenemos de huir, de querer evadirnos y perdernos en los placeres para evitarnos los recuerdos, las acciones cometidas u omitidas. La dirección de McQueen es  formidable y las actuaciones son enormes, sin duda es muy  recomendada.







jueves, 7 de junio de 2012

En memoria de Rosa Elvira

Ni en sus sueños más remotos Rosa Elvira Cely imaginó estar en la portada de los periódicos más prestigiosos del país. Nunca pensó que compartiría pantalla con el presidente Santos, Juanes y Shakira o tendría la misma importancia que la selección Colombia. Sólo su muerte, rodeada de las torturas más degradantes y dolorosas para un ser humano habría de convertirla en una noticia que habría de tocar las fibras más sensible de la sociedad.

Rosa Elvira era una pieza más dentro de la sociedad, otro mecanismo dentro del engranaje, nadie importante excepto para su familia y sus amigos. Si hubiera muerto atropellada por un carro, habrían dicho que simplemente  era una mujer  que se dedicaba a la venta de minutos celulares, pero mucho más de ello era una persona que tenía sueños, que anhelaba convertirse en una reconocida psicóloga,  y así darle a su hija la vida que ella no tuvo. 

Un jueves salió para no volver. Se fue a tomar unos tragos con unos compañeros de la institución donde estudiaba  sin imaginar que al hacerlo se encontraría con su destino. Veo su rostro en una fotografía, es serio, severo, quizá fruto de la dureza de las calles, de su propia vida y la imagino en la fría madrugada de Bogotá, golpeada de manera brutal, violada salvajemente y empalada con una rama que le destrozaría el ano y demás órganos internos. Imagino sus lágrimas, la llamada que hizo a la línea de emergencia con sus últimas fuerzas, la agonía minuto a minuto, segundo a segundo, de irse muriendo sin poderlo evitar, de esperar  en un parque solitario una ayuda que no habría de llegar a tiempo.

Inexplicablemente la ayuda llegó varias horas después de su llamada, desde luego han habido excusas para justificar la demora, demasiado endebles, demasiado  inútiles; inexplicablemente  y como lo expone Natalia Springer en su columna en El Tiempo ( http://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/nataliaspringer/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-11919638.html )  fue trasladada no a un hospital donde podrían salvarle la vida sino a uno al que ella económicamente podía acceder y, donde a pesar de la buena voluntad de los médicos,  era prácticamente imposible hacer algo por ella, demostrando que en este país miserable siguen existiendo ciudadanos de primera, segunda y tercera categoría.

El brutal ataque fue registrado por uno de los tantos periódicos amarillistas que inundan el país, quizá si sólo hubiera sido golpeada, violada y apuñalada no habría pasado de ser noticia de medio día como pasa con tantas otras mujeres, pero el empalamiento fue la copa que rebasó el vaso incluso en una sociedad tan acostumbrada a la violencia como la nuestra y los principales medios se vieron obligados a cubrir la noticia.

Rosa Elvira luchó valientemente por la vida. Lo hizo en esa fatídica madrugada cuando llamó pidiendo auxilio, lo hizo mientras se aferraba a la vida denunciando el nombre de su victimario  a los médicos de la ambulancia que la recogieron y finalmente aguantando varios días a pesar de sus irreversibles heridas que la destrozaron internamente. A pesar de su inmensa valentía su cuerpo no resistió tanto maltrato y no pudo aguantar tanto como su espíritu y murió.

  Su asesino es Javier Velasco, uno de sus acompañantes esa noche. Un remedo de hombre, un ser mentalmente inestable, un psicópata que ya había sido acusado de asesinato y violación,  una persona que es resultado de un círculo de violencia interminable donde fue maltratado por su padre al extremo de que éste le clavara un cuchillo en la pierna,  de la misma forma que Fernando Garavito fue violado antes de emprender sus crímenes. Una situación que puede servir para comprender el origen de estas bestias humanas pero de ninguna manera para justificarlas.

Velasco ya había sido capturado diez años antes por el homicidio de Dismila Ochoa y fue evaluado por Medicina Legal quien dictaminó que "para el momento de los hechos investigados (Velasco) presentó un trastorno mental transitorio, con base patológica, que le impidió comprender su actuar y determinarse acorde con esa comprensión". 

¿Cuánto vale una vida en Colombia? Según el incapaz aparato judicial que nos rige, la de Dismila sólo mereció trece meses de prisión y dos salarios de cárcel luego de lo cual el asesino salió libre. El castigo no fue suficiente para él, quien años después habría de violar a una niña de once años hija de su pareja de entonces. Es en estos momento donde uno no deja de preguntarse qué tanto es lo que hace el gobierno para realizar una verdadera reforma a la justicia que impida que asesinos como estos anden sueltos por las calles y sigan destilando su maldad en lugar de estar en la cárcel que merecen.

Después de la muerte de Rosa Elvira hubo reflexiones, llantos, rasgamiento de vestiduras, muchas de ellas por los dirigentes de este país que son culpables  por acción u omisión de crímenes de esta envergadura; hubo marchas, pancartas, se convirtió en un grito de batalla, en un objeto manipulable para ciertos sectores a los que normalmente ella no les importaría nada. Después vendrá la quietud, uno que otro detalle macabro del asesino, su juicio  y seguramente la libertad bajo fianza que obtendrá con la complicidad de un sistema corrupto hasta la médula; finalmente el caso será sepultado por las mismas noticias de siempre: Una nueva derrota de la selección Colombia, un alza en el precio de la gasolina, una nueva reacción de Uribe, un nuevo disco de Juanes o una nueva toma guerrillera.

Pero sigo mirando la imagen estática de Rosa Elvira. Pienso que hay miles de mujeres como ella, valientes, trabajadoras, soñadoras, que se levantan día tras día en una sociedad machista, en un país asesino e indolente. Creo que es terrible vivir en una nación en el que este tipo de cosas ocurran y no se dé un verdadero cambio, pienso en sus sueños, en la pobre hija que nunca más podrá ver a su madre y que intentará rememorar impotentemente en sus noches de desvelo una y otra vez sus últimas horas moribunda en el Parque Nacional y se preguntará a qué horas llego la sociedad a ese grado de locura. 

A veces ser colombiano no es sólo un acto de fe como diría Borges, sino de una infinita tristeza.  

lunes, 4 de junio de 2012

Somos


Somos las frustraciones de nuestros padres. Los herederos de la desazón de sus vidas malgastadas en el trabajo. Somos los hijos de la publicidad, de un paraíso de marcas perfectas, familias felices con perro incluido, mujeres en vestido de baño dispuestas a complacer nuestras necesidades sexuales a cambio de una cerveza, somos los hijos del Ipod, del Blackberry, del pc, del Mazda, el Chevrolet  y el Mercedes, somos felices mientras podamos adquirir más y más y cada vez más sin saciarnos jamás.

Somos la búsqueda del ser, de querer ascender en el trabajo porque así podremos tener más plata, somos la necesidad de tener más plata para adquirir lo que no necesitamos, somos la herencia de Pablo Escobar, para quien lo importante era conseguir sin importar el cómo, somos los billetes que tenemos en el bolsillo, los cheques que ya nadie usa, el saldo de la  tarjeta de crédito, somos nuestros anhelos desesperados  de viajar para conocer otras tierras a pesar que el sol siempre es el mismo en Timbuctú o en Ipiales.

Somos la maldad de los políticos, su retorcida moralidad, somos los hijos de Uribe, de Samper, de Gaviria, de Turbay, de Bolívar,  de Roy, de Merlano, del Congreso y su apatía, de la mentira, el robo, la corrupción, el  todo vale y ustedes nos tienen que servir en lugar de ser al contrario como debería ser.

Somos la mentira de la libertad, de la felicidad que nos inculcaron que debíamos alcanzar de pequeños. Somos una evasión, cine por la tarde, tequila, ron, aguardiente, ginebra, whiskey, cerveza, por la noche, marihuana, coca, heroína, extasis a la madrugada,  procuramos ser felices en esas horas sin tiempo, en esos besos sin dueño, en ese fluir sin pensar.  

Somos una foto de facebook, un trino de Twister, una foto en el flickr, una entrada en un blog. Somos las palabras políticamente incorrectas que no decimos por miedo a ser juzgados, la manera en que hipócritamente queremos encajar en la sociedad, los gritos silenciosos que cambiamos por borracheras para poder ser sinceros sin necesidad de avergonzarnos, la mentira de un mundo virtualmente perfecto que creamos a nuestra imagen y semejanza como si fuéramos pequeños y patéticos dioses.

Somos un trabajo de ocho a cinco, un cubículo, hablar del programa de televisión de moda y juzgar a quien dé papaya para hacerlo, somos un teléfono celular, un pin en el blackberry, un televisor en high definition con home teather, somos el número de una cédula, una cifra para los bancos, un sirviente más para la empresa que laboramos, un engranaje más para el funcionamiento de una sociedad enferma.

Queremos ser tantas cosas que olvidamos que somos un accidente en el universo, simple polvo de estrellas destinado a desvanecerse.