lunes, 11 de marzo de 2013

Silver linings playbook: De las segundas oportunidades de la vida


Título original: Silver linings playbook  (Los juegos del destino en Colombia)

Director: David O. Rusell

Protagonistas:  
Bradley Cooper (Pat Solitano, jr)
Jennifer Lawrence (Tiffany Maxwell)  
Robert de Niro (Pat Solitano, sr)
Chris Tucker (Danny)

La vida de Patrizio ‘Pat’ Solitano cambia radicalmente un día al llegar temprano a casa del trabajo y sorprender a su esposa en la ducha con un amante. Pat pierde el control y casi mata a golpes al infeliz hombre logrando dos cosas: Ser internado en una casa de reposo y  que su esposa lo abandone.
Después de ocho meses de reclusión en una casa de reposo, la mamá de Pat logra finalmente su salida. Pero nuestro protagonista cree en los finales felices y está convencido de que su esposa volverá con él.  Para ello mantiene una actitud positiva que raya en lo ridículo y en una obsesión con el ejercicio y la pérdida de peso.
Al llegar a casa tiene que reencontrarse con un padre fanático del fútbol americano, incapaz de entablar una amistad con su hijo sino existe un vínculo con este deporte, con un hermano indolente y un terapeuta que intenta ayudarlo a salir de ese pozo de desesperación y tristeza.
También se encontrará, gracias a un viejo amigo, con Tiffany, una viuda quien  trata de mitigar la reciente pérdida de su esposo con el sexo como vía de escape. Entre los dos surgirá una relación de, en un principio, miedo y necesidad pero que gradualmente se irá transformando en complicidad y algo más.
Las actuaciones son estupendas: Bradley Cooper demuestra que no es simplemente una cara bonita y se hace creíble en su papel paranoico y obsesivo; Robert De Niro demuestra que sigue siendo uno de los grandes actores de nuestro tiempo y nos da una actuación magistral en el papel de ese hombre que ama a su familia pero es incapaz de comunicarse con ella, incluso Chris Tucker que siempre me ha parecido un poco fastidioso hace un papel más que correcto en la piel del mejor amigo de Pat.
Pero quien se roba la pantalla es Jennifer Lawrence: Su papel de Tiffany es grandioso. Consigue enamorar no solamente al galán de turno sino a todas las personas. En sus miradas, en sus palabras, está latente ese dolor por la pérdida de ese amor, la culpa y el remordimiento pero también la redención y las ganas de seguir adelante.
El argumento es magnífico. ¿Quién no ha perdido a esa persona amada? ¿Quién no se ha culpado a si mismo del abandono y pensado que si cambiamos nuestra actitud, el físico o aquello que creemos que está mal esa persona va a regresar? En esos momentos de desamor no vivimos por nosotros mismos sino en función de esa persona, de su eventual retorno, nos obsesionamos con los recuerdos pasados y pensamos que si lo hacemos mejor esta vez, todo podrá solucionarse y tendremos un final feliz como de novela.
Pero la vida no es como en las películas y ese reencuentro no se da porque esa persona ya nos ama o se ha ido para siempre. Esta historia nos enseña que se debe seguir adelante porque no hay más remedio y quedarnos en el pasado nos seguirá consumiendo en el dolor y la desesperación mientras que el futuro nos puede brindar nuevas oportunidades, personas y situaciones por vivir.
En el libro en el que está basada la película, hay una escena reveladora. Pat le pide a su hermano que lo lleve a ver a su ex esposa. A diferencia de la cinta han pasado cuatro años y no ocho meses. Al llegar al lugar, la contempla a lo lejos, jugando con su actual esposo –el hombre con que la engañó- y dos pequeños hijos. Pat comprende que la mujer a la que amó, a quien le entregó sus sueños y sus ilusiones nunca volverá con él, pero está tranquila y feliz y eso basta para que él pueda cerrar ese ciclo.
Considero que el amor debe ser eso. Debe liberarse del egoísmo, del querer que nos quieran a la fuerza, de poseer a una persona. El amor nace libre sin esperar ser correspondido, simplemente brota naturalmente, de manera maravillosa. Si la persona que escogimos nos corresponde no habrá felicidad más grande en este mundo; si por el contrario no nos ama o decide entregar su corazón a otra persona, causa o lugar, debemos alegrarnos por ella, desearle felicidad eterna y seguir adelante, letra a letra, paso a paso. ¿Quién sabe? Quizá a la vuelta de la esquina nos espera Jennifer Lawrence.

Éste es el trailer de la película: 


Y esta una pequeña joya que descubrí gracias a la película, ¡Qué grande es Stevie Wonder!: