jueves, 31 de octubre de 2019

Santa María de las Flores


Como todos los años, mi regalo de Halloween en forma de cuento de terror. Espero les guste.

TuLio:.
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Santa María de las Flores

Para R, y E. , Cómo no podía ser de otra manera....



El camino que conduce a Santa María de las Flores serpentea por un camino pedregoso durante varias horas hasta que se divisa la gran cascada que cae por un agujero en la montaña, lo que hace que a los lejos se vea como si un ojo estuviera llorando constantemente y que anuncia la llegada al pueblo. ‘Les dije que era hermoso, ¿no?’, dice Robi con entusiasmo.

Había sido él quien nos había convencido a Estefanía y a mí de que viniéramos a este pueblo olvidado por dios. Su padre le había dicho que sus paisajes naturales eran maravillosos y las fiestas del pueblo, que se realizarían por esos días, eran inolvidables.

Llegamos al único hotel del pueblo. Una casa vieja que parece el cliché de todas las películas de terror, vieja, grande y llena de polvo, donde  el propietario, un hombre con una barriga descomunal, nos invita a la gran celebración que se realizara al día siguiente en el lugar, sólo hay un requisito: debíamos estar vestidos de blanco.

Esa tarde caminamos por los alrededores del pueblo. Robi con su alegría y optimismo de siempre nos pone tema de conversación mientras Estefanía se ve abstraída y lejana como si estuviera a muchos mundos de allí. A medida que avanzamos me parece que el Ojo siempre lloroso de la montaña nos vigila, el paisaje se vuelve árido y el ulular del viento parece un sollozo. Al momento de volver  oscurece y las luciérnagas y candilejas iluminan nuestro camino pero su luz es opaca y parece roja como si un sendero de sangre guiara nuestro camino.

Volvemos extenuados al hotel y caigo rendido en mi cama, en cierto momento siento que me hundo en el colchón. Intento abrir los ojos y no puedo, mis párpados son pesados, como si estuvieran cosidos. Me sumerjo en la cama como si fueran arenas movedizas y mi nariz y boca son tapadas por una presencia viscosa que repta en mi interior. El sueño va haciéndose más y más profundo pero a medida que me sumerjo en él escucho gritos, canciones siniestras y maldiciones; voces que parecen rasgar mi alma, quiero llorar y gritar, maldecir a dios y al amigo que me ha traído a ese lugar pero los tentáculos, porque esa es la presencia fría que sentí antes rasgan mi nariz, boca y garganta.

No puedo verla pero siento una luz enceguecedora revuelta con una música impulsada por un coro de cientos de voces que suplican, gimen, lloran y rien a la vez, hay sangre y puedo sentir como mi cuerpo se envuelve en la de cientos de cuerpos que me reclaman a la vez, pero más allá del océano de sangre siento el tacto frío y luminoso de ese ser que proviene de mis pesadillas.

Despierto llorando y me encuentro con mis amigos en la salilla del hotel donde desayunamos. El propietario del hotel y su familia, una mujer flaca, casi anoréxica con unos anteojos que la hacen ver como la luciérnaga más fea del mundo y una hija callada de nueve años que sólo se chupa el dedo y nos mira con curiosidad, nos atiende de manera casi servil, desviviéndose en atenciones. Miro a mis amigos que se rien de su atención mientras una incomodidad crece, ciega y furiosa en mí. De repente quiero vomitar.

Decidimos explorar La cueva de la Virgen desde donde nace la cascada. Hace un sol espléndido y caminamos durante veinte minutos por la carretera hasta desviarnos por un paraje que nos conduce a la cueva de la Virgen. Al llegar el sitio nos deslumbra. Es un paraje rocoso y agreste que parece a una mina y que permanece en un silencio interrumpido solo por el eco de los vuelos de murciélago. Atravesamos la enorme virgen de la entrada y cruzamos la cueva hasta llegar al sitio donde iniciaba la cascada.

Robi nos dice que su padre le había contado que la tribu indígena que había vivido durante la conquista había elegido saltar por el enorme abismo de la cascada que rendirse ante los españoles. Por un momento veo el desespero de la tribu siendo masacrada y la cueva como su último escape , pero después pude sentir como habían sido atraídos por aquello que regía el pueblo y como podían oír en sus cabezas como un dulce murmullo la idea de lanzarse y estrellarse contra el fondo del abismo. Empiezo  a oír esa voz casi al borde de la ventana, en ella se combinan los sonidos de mis padres y abuelos muertos y otros murmullos que no puedo distinguir pero me hablan al oido, me guian, me piden que salte...

"¡Qué haces idiota!" me grita Estefanía sacándome de mis vacilaciones tras lo cual abro los ojos y me veo a punto de tirarme a las aguas y dejarme llevar hacia la cascada. Engaño a mi amiga haciendole creer que bromeaba pero no me cree y al acercarme a ella puedo detallar su rostro. Se ve cansado y enfermo. ¿Estaría viendo cosas similares a mi? ¿Cuáles serían sus visiones? Quiero acercarme a ella pero algo siniestro me lo impide.

Volvemos al pueblo cabizbajos. Propongo devolvernos al terminar de almorzar y no encuentro mayor resistencia en mis amigos. En el hotel nos espera de almuerzo  una carne asada deliciosa que devoramos como si fuéramos animales famélicos, era tan voraz nuestro apetito que pronto dejamos de lado los cubiertos y empezamos a devorarla con las manos, lamiéndonos las manos, hasta que un sueño feroz empieza a apoderarse de nosotros. Intento levantarme y huir pero el pasillo parece infinito con miles de puertas que se abren ante nosotros....mi cuerpo no responde a mis órdenes y cae sibre la mesa mientras pienso que solo la carne humana podría tener ese sabor.

Una música tenue que se va haciendo más y más fuerte me despierta. Es de noche y estoy atado. El posadero viene por mi, va vestido de blanco y tenía una sonrisa cálida, lágrimas de alegría caen por su rostro. Me empuja a la calle y puedo ver al resto del pueblo, todos de blanco y sonrientes, algunos tienen guirnaldas en su cabeza, otros tocan panderetas, parecen esos dibujos de los folletos de los Testigos de Jehová, felices de una forma antinatural y siniestra, como si estuvieran lobotomizados. A mi lado está Estefanía ,atada, despeinada y con arañazos en la cara, grita y llora pero su voz es ronca y devorada por la multitud. 

En un momento veo a Robi, está vestido también de blanco y cantando algo en un idioma desconocido con devoción. Lo miro exigiendo una explicación a mi amigo y el solo atina a alzarse de hombros, como diciendo "así es la vida" y a tocar su  pandereta con más fuerza.

El pueblo entero, una marea blanca de gente sonriente que canta, avanza y algunos portan velones y antorchas mientras los niños llevan diferentes animales como ranas, ratas, pajarillos y cachorros de perros y gatos. Estefanía grita y se retuerce, parece estar a puertas de la locura mientras yo tengo una serenidad que me sorprende.

Nos dirigimos a la cueva de la virgen en una procesión larga y lenta donde somos los invitados principales. Atravesamos la caverna y siento el llamado de la criatura como si me susurrara al oído. Un viejo ataviado con collares dice algo que no entiendo y el pueblo enloquece. Los niños empiezan a matar a los animales, algunos los aplastan, otros los apuñalan y otros los golpean reventándolos contra el piso. Empiezan a arrojar los cadáveres por la cascada mientras ríen y comprendo cuál es el siguiente paso.

No quiero mirar pero no cierro los ojos obligándome a hacerlo se acerca a Estefanía quien ya no grita pero le habla con voz entrecortada suplicándole que no la mate, que tiene tres hijos. Sin darle tiempo a nada, mi amigo la degüella y deja que se desangre mientras veo la luz de sus ojos extinguirse. 
Robi empuja el cuerpo y al minuto hay un ligero temblor y el abismo emite una luz opaca.

Me obligan apararme en el filo. Veo unos tentaculos que suben hasta donde estoy y me acarician, se apoderan de mi. Nunca había sentido tanta plenitud; por un momento la música que va en aumento y quiere estallar mis tímpanos se detiene y siento la necesidad urgente de hacerme uno con la criatura que mora en el abismo de la cascada, toda mi vida esperaba este momento y ahora que ha llegado no dudo.  Me libero de mis captores y salto por la cascada. Soy feliz.













miércoles, 9 de octubre de 2019

Carta a Maximiliano


Mi adorado sobrino,

¿Sabes? Desde que tus papás decidieron llamarte Maximiliano siempre he pensado que ese nombre, grandilocuente y espectacular, me recordaba a un rey o un emperador y como a los monarcas de la antigüedad se les daba un apelativo he pensado que el tuyo podría ser ‘El Inesperado’.

A diferencia de tu hermana, nadie esperaba que llegaras y  lo hiciste, de un momento a otro, de repente, sin esperar permiso o invitación; incluso el momento de tu nacimiento fue así: Se planeaba que llegaras el 12 de octubre y decidiste que no, que ya estaba bien de comodidades y ya estabas listo para enfrentar la vida. Y no me tomes a mal, lo de ‘Inesperado’ no es una ofensa, al contrario, las mejores cosas de la vida siempre aparecen de sorpresa, sin imaginárnosla, el beso robado de quien nos gusta, esa noticia que creímos que no llegaría, el viaje que aparece de repente….eres inesperado, como un regalo de la vida.

Llegas, babeante y curioso a un mundo maravilloso y asombroso, caótico y trágico. El mismo día que naciste otros cientos de miles de bebés en todo el mundo hacían lo mismo y no sé si compadecerte a ti o a ellos o felicitarlos y darles la bienvenida.

El mundo que te recibe es uno mutante y acelerado, que no se detiene. Estamos ante una revolución en cuanto a tecnología y concepción de vida que es comparable a la agrícola o la industrial y que lejos de iniciar apenas está empezando. Conceptos como la vida, el amor, la comunicación, las relaciones y la muerte están cambiando constantemente y los viejos como tus papás o yo apenas tratamos de capotearlo como buenamente podemos.

Pero ahora no tienes que pensar en ello. Llegas a una familia hermosa. Mi hermana, tu mamá, y tu papá, son personas maravillosas que te guiarán por un buen camino, compréndelos a pesar de sus errores. Tienes también una hermana mayor, Verónica, y así a veces quieras ahorcarla, ella será la palanca que te impulse a ser una mejor persona y quien permanecerá a tu lado cuando la función haya terminado y el buque se esté hundiendo, ella será tu ancla y fortaleza para seguir adelante. Créeme, sé de lo que te hablo.

Hace casi dos años le decía en la carta de bienvenida que le hice a tu hermana que a pesar de mis 34 años no sabía mucho de este cuento de vivir. Lamento desilusionarte pero dos años después sigo sin recibir una respuesta o iluminación sabia que transmitirte. Tengo 36 años y más dudas que certezas pero trato de vivir en este mundo dando lo mejor de mí mismo y aprendiendo cada día más, levantándome una y otra vez  y siguiendo en la pelea a pesar de los golpes que me dé la vida.

Puedo decirte que tratarán de  juzgarte por nacer en el país que lo hiciste, por tu color de piel o tu género. Te juzgarán no por quién eres sino por tu procedencia, intentarán que te sientas culpable por ello, como si lo que nos precede fuera motivo suficiente para sentirte mal. Estas personas son débiles y quieren que tú seas igual de mediocre que ellos. Lo único que te define son tus acciones, sé fuerte, a nivel físico, mental y espiritual, sé bondadoso e inteligente, elévate como un ave encima de la mediocridad rampante y brilla con el vasto cielo como tu límite.

Sé fuerte pero no temas llorar o expresarte. Nunca te avergüences de quién eres o de dónde vienes, no dejes de amar a otra persona por el miedo al qué dirán, por su estrato social, género o color de piel, siempre y cuando tus sentimientos nazcan del alma y tengan la fuerza de una avalancha.

Lo más importante en la vida, pequeño Maximiliano, es ser feliz, todo lo demás sobra: La plata, el sexo, la fama. Procura ser feliz sin lastimar a otros y lo más importante sin lastimarte a ti mismo…..ah, la vida es tan corta y solo eres consciente de ello cuando empiezas a perder  seres queridos o envejecer y el 90% de las cosas que nos preocupan no son tan importantes como un cielo estrellado o una puesta de sol.

Y ama a tu familia. Son tu sangre. Quienes siempre, hagas lo que hagas y pase lo que pase, estarán para ti y serán tu luz, tu faro y tu amor y dentro de ella siempre estará tu viejo tío Tulio que te ama con todo su corazón.

Bienvenido a este mundo, Maximiliano. Espero que el viaje valga la pena.




martes, 8 de octubre de 2019

Mario Bros, Pacman y Zelda al rescate


El muñeco se llama Link y está en un peligroso castillo luchando por volver a casa luego de naufragar en una isla lejana. El juego se llama Zelda, Link´s awakening y lo jugué por primera vez en 1996 en mi nuevo y flamante Game Boy de la época. Hoy veintitrés años después, por azares de la vida, pude volver a jugarlo y la alegría al conectar la consola y recorrer sus mundos fue la misma que tuvo ese adolescente de trece años.

Es curioso como los videojuegos han marcado gran parte de mi vida. Cuando era niño le hacía berrinche a mis papás porque no tenía una Nintendo. Mi viejo con mucho esfuerzo me compró primero un atari y casi inmediatamente después la tan anhelada consola. Cuántas noches pase en vela jugando una y otra vez los mismos juegos casi hasta quedar ciego y casi hasta tirarme tercero de primaria, asumo que siendo salvado por el dios de los ludópatas que no desampara a sus pobres acólitos.

Conforme crecí fui cambiando de consola. Que el Super Nintendo, luego el Nintendo 64, la Playstation, el  Wii y muchos años después la Playstation 4. Cada aparato de estos representaba mi manera de ver la vida de ese entonces.

Hace poco tuve la oportunidad de tener acceso a un aparato que me permite acceder a varias consolas del pasado –donde está el Zelda del que le tomé la foto-. Fue amor a primera vista: jugar los Mario Bros, Donkey Kongs y demás juegos de mi niñez me transporta a una época donde todo parecía más sencillo: ir al colegio, hacerle caso a mis papás, rescatar con Mario a la princesa de las garras del dragón, salvar el mundo, derrotar a los villanos.

Pero creces y los videojuegos y tu vida se vuelven más complejas: Los villanos no son tan malos, a veces la princesa no quiere ser rescatada y ansía irse con el dragón y  el mundo está tan corrupto que te preguntas si en verdad merece ser salvado; tus padres mueren, dejas la ciudad donde creciste, pasas hambre y frío, te enamoras, te rompen el corazón, lo rompes tú en más de una ocasión, el sexo suele complicar más las cosas de lo que deberían, escribes páginas que están destinadas al olvido, te das cuenta de lo efímero de la vida y que morirás.

Pero como aquel que recorre sus pasos enciendes la máquina y te olvidas del mundo exterior, del trabajo, la situación del mundo o el desastre que a veces es tu vida. Ves los juegos con los que creciste y seleccionas y juegas, por ejemplo, al Zelda. Link necesita tu ayuda para salir del castillo y vos no se la vas a negar, y recorres los mismos pasos que hacías de chico y te alegras de los mismos logros y por un segundo te parece oír la voz de tu padre diciéndote que apagues ya el condenado televisor que mañana toca ir a estudiar y cuando te acuestas te parece sentir la mano de tu mamá rozándote la frente con cariño diciéndote que todo estará bien y que la vida no es más que un sueño.