viernes, 30 de diciembre de 2016

2016

Un chiste muy popular estos días dice que este año fue escrito por George Martin y dirigido por Quentin Tarantino. Eso resume un año teñido por sangre, el miedo y la tragedia, donde han muerto muchos famosos, las piezas nacionales e internacionales parecen posicionarse para algo grande y el pesimismo parece apoderarse de todos.

Han  muerto  este año, Fidel Castro, David Bowie, Umberto Eco, Muhamed Alí, Juan Gabriel  -El divo de Juárez-, Alan Rickman, Carrie Fischer, Lenonard Cohen, George Michael (Me pregunto que tendrá La Muerte contra la buena música) sólo por mencionar algunos de los más conocidos. Algunos dirán que muchos de ellos debido a su edad estaban viviendo horas extras, pero aun así la cantidad de muertes y lo significativo de sus protagonistas ha sido tan grande que ha teñido de negro estos doce meses.

A nivel político las cosas están peor. Las sociedades están definiendo su futuro, y al parecer, lo están haciendo mal. El mundo ha experimentado un giro (lento e inexorable) hacia la extrema derecha donde el miedo, la paranoia y las mentiras son sus mentiras y donde el odio hacia el otro, al más débil, al diferente es su himno. El Brexit, el renacer y resurgimiento de Uribe, el bochornoso NO al acuerdo de paz y la elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos parecen prueba contundente de eso.

Una amiga muy querida me decía que aproximadamente cada ochenta años después de una gran guerra, las sociedades olvidaban lo que las habían causado y viraban lentamente a los factores que la generaron. Tal es la naturaleza humana, supongo y mucho me temo que si no estamos ad portas de una guerra mundial el ambiente está poco a poco preparándose para una gran tragedia. Espero equivocarme.

¿Y a nivel personal? Bien gracias. Releía lo que había publicado el año pasado con respecto al año pasado y lo difícil que había sido y recordaba aquella máxima que dice que todo aquello susceptible de empeorar lo hará, y es que este 2016 se lleva el galardón indiscutido a peor año de mierda de mis 33 que llevo vagando por este mundo.

Mucha gente que he amado se ha ido para no volver, algunos han partido de manera física, otros son simplemente fantasmas condenados a desaparecer; he tenido experiencias cercanas con la muerte, donde ni siquiera he sido yo quien ha estado a punto de partir sino que he visto el sufrimiento de quienes más quiero sin poder hacer absolutamente nada por aliviar su dolor y también llega una edad donde te empiezas a preguntar si lo que has hecho ha valido la pena.

Sigo sorprendiéndome del ser humano. Este año más que otros he observado la mentira y la hipocresía de muchos cercanos, quienes te llaman amigo y te dicen palabras de aprecio mientras por la espalda no dudan en hablar pestes de ti y clavarte el cuchillo más largo. Pero con el tiempo he aprendido a ignorar estas voces cercanas, sus palabras y actos son simplemente el reflejo de almas podridas incapaces de amar a pesar de aparentar siempre ser las más bondadosas.

A pesar de todo creo que las mayores enseñanzas se encuentran en los tiempos difíciles. Es en ellos donde vemos de qué estamos hechos. Creo que no hay un dios, un destino ni nadie a quien le importemos en este vasto universo, somos simplemente una larga partida de póker y lo que nos define son las acciones que tomemos con las cartas que nos tocaron jugar.

Estoy aprendiendo a dejar atrás el pasado. Quienes de verdad quieren estar a nuestro lado lo están, sin excusas, sin remordimientos, sin quejas, el resto es silencio. Apegarse a personas, a recuerdos hermosos es inútil, esos momentos me ayudaron a crecer y conformar la persona que soy ahora pero no valen más que eso.

Como siempre a quienes me acompañaron, infinitas gracias. Detrás de la noche más oscura se esconde el amanecer más espectacular y sé que esta noche de una u otra forma está próxima a llegar a su fin.

Feliz 2017 y que todos sus sueños se cumplan.