martes, 20 de noviembre de 2012

Libros leídos 2012: El último héroe. (Una fábula de Mundodisco) de Terry Pratchett




El último héroe (Una fábula de Mundodisco)
Terry Pratchett. (Con ilustraciones de Paul Kidby)
Editorial Random House Mondadori
(Plaza  y Janés)
176 páginas

Todo comienza cuando la Horda de Plata, un grupo de héroes entrado en años liderado por Cohen el Bárbaro, decide devolver el fuego que les fue robado a los dioses. Con intereses. Quieren dinamitar la Ciudad de los Dioses y eso acabará con el mundo. Para ello, en Ankh-Morpork se prepara otra misión para detenerlos. Con la ayuda del guardia Zanahoria, el mago Rincewind y el inventor y pintor Leonardo da Quirm todo parece solucionado… o casi.

El nombre de Terry Pratchett es mundialmente conocido por su saga de Mundodisco, ambientada en un mundo paralelo de fantasía el cual, y tal como su nombre lo indica, es un disco que está sostenido por cuatro elefantes apoyados en una tortuga gigante que avanza por el universo.

En este mundo conviven magos, decanos, dioses de diferentes raleas, formas y sabores, conquistadores temibles, banqueros, bardos, orangutanes bibliotecarios y cualquier cosa que parece no tener sentido, en un maremágnum y caos de tal magnitud que al empezar a leerlo, uno no puede dejar de preguntarse ¿Dónde habían estado estos libros durante toda mi vida?

A pesar de no comenzar con el primer libro de la saga, Los colores de la magia, escrito en 1983,  creo que empecé con el libro indicado: El último héroe, te ubica rápidamente en Mundodisco, en su mitología, sus personajes principales, en la magia que impregna cada una de sus páginas con una narrativa llena de humor tanto para grandes como chicos –es decir sin considerar a los niños como idiotas como si lo hacen otras lecturas-.

En esta aventura nos muestran dos bandos. En uno se encuentra Cohen, el bárbaro y su equipo de conquistadores de la tercera edad quienes van en busca de los dioses para vengarse por haberlos hecho envejecer, es el prototipo de la aventura clásica –de espada en mano-; mientras que por otro lado tenemos a los representantes de la Escuela de magia: el mago Ricewind, Leonardo Da Quirm y el soldado Zanahoria quienes deben detenerlos usando un cohete espacial, acá se ve más una aventura de exploración, de ciencia ficción, de aventura al estilo Julio Verne. Más allá de ellos, están los dioses, quienes observan la situación y para quienes somos un simple divertimento.

Es interesante observar las miles de referencias culturales que hace Pratchett en su obra. Es así como Cohen el bárbaro, nos remite a Conán; Leonardo Da Quirm es una copia exacta a Leonardo Da Vinci, los dioses son un batiburrillo del Olimpo y los dioses egipcios, a la vez que se alimenta de mitos como el de Prometeo, el gato de Shrödinger.
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Cabe destacar las ilustraciones de Paul Kidby. Debo confesar que en materia de libros soy más dado a la parte escrita que a la gráfica, y a diferencia de muchos amigos, que un libro tenga o no dibujos carece de importancia, pero en este caso los gráficos son hermosos, complementan de manera perfecta la historia y  le dan un valor único a este tomo.  

Dioses de Mundodisco


A la largo de las páginas y en una historia que es aparentemente sencilla, el autor nos muestra reflexiones sobre la mortalidad, la vejez, los caprichos de los dioses, la moralidad y la eternidad del arte, la palabra y la música que quizá otros libros en apariencia más solemnes y serios serían incapaces de igualar. Además  es más atractivo pensar sobre estos temas con una sonrisa en los labios que releyendo mil veces un denso párrafo para saber si se entendió ¿no?

¿Quieren magia? ¿Quiéren diversión? ¿Humor a raudales? ¿Un orangután manejando un cohete espacial sobre un mundo sostenido por una tortuga gigante? Este libro es para ustedes. Por mi parte debo decir que el señor Pratchett acaba de ganar un fan incondicional que está dispuesto a iniciar la aventura que va por los 39 libros que conforman la saga. El viaje  apenas comienza  :D


Algunos apartes…

En lo alto de la montaña, mientras se acercaban las ventiscas, hubo un resplandor rojizo en la nieve, siguió allí todo el invierno, y cuando soplaron las galernas primaverales los rubíes centellearon bajo el sol.
Nadie recuerda al cantante. La canción perdura.

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Zanahoria negó tristemente con la cabeza.
-Tal vez podríamos bajar a mirar.
-¡Haría falta un milagro!- estalló Ricewind
-Siempre queda la esperanza.
-¿Y qué? Siempre quedan también los impuestos. Eso no cambia nada.

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Forma parte de la naturaleza de las cosas que quienes salvan al mundo de una destrucción segura a menudo no reciben una recompensa enorme porque, como al final, no se produce la destrucción segura, la gente no está tan convencida de cuán de segura habría sido, y por lo tanto se muestran un poco reacios a la hora de repartir algo más sustancial que simples elogios.


Cohen, el bárbaro.

martes, 6 de noviembre de 2012

Vote por Will Smith para presidente mundial



Una vez más el mundo se paraliza ante una nueva contienda electoral por la presidencia de los Estados Unidos. Y mientras que por un lado está Barack Obama ,un negro cheverón que aunque no ha hecho nada del otro mundo se ganó –así como cuando a  uno le toca el Baloto- el premio Nobel de la paz más inmerecido del mundo,  por el otro está el republicano Mitt Romney, y sabe dios que ni siquiera el Anticristo es tan malo como un republicano ocupando la Casa Blanca –y pido perdón al Bajísimo por la comparación-.

Pero no nos digamos mentiras: Si seguimos estas elecciones es porque sabemos que el próximo presidente gringo va a ser quien nos gobierne a todos , así ha sido desde hace casi un siglo y hemos llegado  asimilar, aceptar y querer  a los locos mandatarios del norte como a esos hijos díscolos, un poco torpes  y rebeldes que son. Es así como le alcahuetamos a Bill Clinton los cachos a Hillary, nos hicimos los locos cuando George Bush padre vomitó al Primer Ministro japonés, apoyamos a George Bush Junior cuando le dio por inventarse una guerra por unas armas masivas que nunca existieron y le restregamos el triunfo de Obama a los del Ku klux Klan y el Tea Party.

Si el mandatario de los Estados Unidos es quien rige la política no sólo de su país sino del mundo ¿para qué seguir con la farsa de las elecciones a nivel local? ¿Para qué malgastar millones en elecciones que no sirven para nada? ¿Por tipos que aparte de darles trabajo a caricaturistas y humoristas políticos no sirven para nada más? ¿Alguien en verdad extrañaría un Uribe, un Pastrana, un Rajoy, una Kirchner? (Bueno es posible que alguien lo haga, hay gente muy rara en este mundo)

Mi grano de arena por la paz mundial es abolir la infame y jurásica figura del presidente nacional y proponer que el próximo mandatario de los Estados Unidos sea nombrado de una vez Presidente del Mundo. Pero para aglomerarnos en torno a las banderas de este nuevo líder debemos elegir a alguien con un carisma inigualable, no queremos más políticos malvados o incompetentes, queremos magia, queremos alegría, queremos baile, queremos a Will Smith.



¿Les parece muy extraño? Hablamos de un país que eligió a un Bush ¡Dos veces! (Padre e hijo da igual, ambos son igual de malvados), y que creó al engendro de Justin Bieber, Lady Gaga y el fenómeno de Crepúsculo. ¿Creen que Will Smith podría hacerlo peor? Tengo además argumentos para sustentar por qué El Príncipe del Rap sería el mejor presidente del mundo.


1.) Carisma al mil por ciento: Vean a Will. ¿Alguien podría odiarlo? No es sino que sonría o mueva las orejas para derretir hasta el público más apático. Tiene tal derroche de simpatía que ni el más racista puede resistirse a sus encantos, ni siquiera un banquero o un ser más salvaje y primitivo, digamos un hincha del Deportivo Cali, por ejemplo, puede decirle que no a este ser magnánimo y poderoso.


2.) Sabe de relaciones galácticas: No podemos seguir siendo tan infantiles para creer que la destrucción vendrá del Medio Oriente, de China o Corea del Norte….Si algo nos ha enseñado Transformer y los demás juguetes de Hasbro es que si va a haber otra guerra será por la invasión de los marcianos. ¿Y quién mejor para proteger a la tierra que alguien que ya se ha visto no una sino dos veces al frente de esta amenaza?

Will Smith sabe cómo tratar con la amenaza extranjera. Puede ser amable y diplomático como el Agente J de Hombres de Negro o si los muy cabrones de los hombrecitos verdes no obedecen, podrá acabarlos como lo hizo en Día de Independencia.



3.) No todo puede ser sonrisas: Porque no todo es felicidad y a veces la situación puede irse de las manos, Will Smith también puede ser un trágico y solemne presidente. Si ustedes han visto películas como 7 almas y En busca de la felicidad, sabrán que nuestro candidato también puede hacernos llorar y sin necesidad de usar los recortes o despedir a cientos de trabajadores como ciertos presidentes malvados que conozco.



4.) Presidente con ritmo: Puede que sea el peor presidente del mundo, que nos llevé a una catástrofe nuclear, a un apocalipsis zombie o a la resurrección de Richard Nixon pero hay algo que no ha tenido ningún mandatario desde Abraham Lincoln, cazador de vampiros: ¡Canta! Y no solo eso….sino que  ¡baila también! Yo no sé ustedes pero a mí me pueden clavar diez impuestos extras que si después me cantan Gettin Jiggy With it no me  va  importar nada….





5.) Tiene el desneuralizador (O como se llame el aparatejo ese de los Hombres de Negro que borra la memoria): Esta es la razón más importante. ¿Se imaginan borrar los cuatro años de un Samper, de un Pastrana, de un Gaviria? Es demasiado hermoso para ser verdad y Will puede ofrecernos ese paraíso de olvido a cambio de nuestro apoyo.




Así que ya saben apoyen a Will Smith en esta cruzada, les aseguro que no se arrepentirán o por lo menos no tanto como haberlo hecho con el PP, el Pri, el Partido Laborista/  el Partido Liberal/Conservador/Polo/U/Pin/Mira/etc…….saludos y ya saben ¡Getting Jiggy With it!.

viernes, 2 de noviembre de 2012

Otra pequeña historia de amor y desamor



8:40

Le encantaba el sonido seco y elegante de la pluma sobre el papel. Miraba extasiada el movimiento rápido y cortante de su trazo, su mirada distante y concentrada en la superficie y el movimiento autómata pero con una pizca de gentileza a quien lo saludara.

Aura estaba fascinada. Observaba la fila interminable. Por cada tres personas que desaparecían diez más tomaban su lugar. Le gustaba observarlo: A pesar de estar rodeado tenía un halo de soledad que le atraía irresistiblemente.

Carlos Valais lucía como una atracción de feria. Un mono de circo cuya labor consistía en firmar hasta desfallecer. Aura sentía pena del escritor, en su cara se veía el cansancio acumulado de horas de autógrafos, era un gesto insignificante donde levemente arrugaba el ceño y que las demás personas confundían con una señal de inteligencia pero que la mujer interpretaba correctamente como un dejo de fastidio, de agotamiento.

Ninguno de los presentes en la sala admiraba tanto al escritor como ella. Sencillamente lo idolatraba, soñaba con él, se identificaba con sus letras, con sus tristísimas historias, con sus personajes.  Lo amaba pero era algo mucho más profundo de lo que podría expresarse con una cercanía corporal, era algo sublime, hermoso, puro, ninguna persona podría comprenderlo.

La firma seguía, hora tras hora. Aura no se movía de su lugar, quería verlo, quizá una vez terminara la sesión podría presentársele, decirle ‘Hola soy Aura y sus libros han cambiado mi vida para siempre’, palabras que quizá el autor ya hubiera escuchado mil millones de veces pero que siempre tendría un significado especial para un lector necesitado de esas frases, de esas palabras escritas.

Cuatro horas y el último de los admiradores abandonaba el recinto. Aura sabía que esta era su oportunidad: Ahora o nunca. Se acercó al hombre, Valais la miro y sus miradas se cruzaron en los cinco segundos más hermosos de la vida de la mujer. No fue capaz de articular palabra, ni de expresar todo el torrente de sentimientos que tenía en su interior, simplemente atinó a pasarle un libro. El escritor lo miró, sacó su pluma y con rapidez garabateó unas palabras, se lo devolvió y sin mediar palabra desapareció.

Ella abrió el libro y leyó en voz alta.

Con cariño para Calíope, Carlos.