viernes, 10 de enero de 2014

Propósitos para 2014


El 2013 ya pertenece al cementerio de las ilusiones perdidas y los sueños cumplidos y endosados para el futuro, mientras que el 2014 se levanta imponente con la prepotencia de quien sabe que le queda un futuro largo y brillante. Atrás quedan las celebraciones y festejos del fin de un año lleno de sorpresas tanto buenas como malas y los propósitos para el nuevo periodo surgen de nuestras bocas para luego renegar de ellos como el mal recuerdo de una noche de borrachera feliz.

Porque nos fascina hacer promesas: Bajar de peso, dejar de fumar o beber, hablarle a esa hermosa mujer que nos observa detrás del aparador con una sonrisa enigmática y una mirada que nos invita a seguir pero a quien no hemos sido capaz de dirigirle la palabra por miedo a un rechazo que probablemente nunca ocurra pero cuya incertidumbre queda flotando en el aire. Las hacemos porque sentimos las fuerzas renovadas como si todo fuera a cambiar por empezar un calendario de nuevo y no nos damos cuenta que estos son fuertes en apariencia pero con la fragilidad de una estatua con pies de barro.

Y a pesar de ello, de saber que en menos de una quincena rompamos nuestros juramentos, que una copa lleve a una botella, un cigarro a una cajetilla y un aperitivo a un helado con tres bolas de chocolate, nos gusta hacerlas. Lo creemos con tanta fuerza como lo hacíamos en esos seres fantásticos de la niñez o que esa persona que nos dio ese primer beso sería el amor de nuestra vida con la que envejeceríamos en medio de nietos y ocasos.

Yo también he hecho mis propósitos para este 2014. He comido las doce uvas el 31 de diciembre y he pedido mis deseos, algunos realizables, otros bastante utópicos pero oye, hay que soñar con lo imposible para seguir con vida, y al mismo tiempo, al filo de la medianoche, he hecho promesas para cumplir este nuevo año.

He vivido demasiado tiempo en el pasado, permitiendo que éste, convertido en pequeñas gotas de agua, cual llovizna pertinaz, se introduzca en mis ojos y nuble mi vista del futuro y lo que se esconde tras él. Morí muchas veces este 2013 y descendí en varias ocasiones a diferentes infiernos para emerger de él una y otra vez y estoy exhausto de hacerlo.

La verdad es que todos los días sigue amaneciendo, no importa si tenemos el alma perdida o los sueños despedazados, de nada sirve la tristeza, la rabia o la autocompasión que es la peor forma de matarnos a diario, el mundo no se detiene y sigue girando, sin preguntar si queremos seguir o no. Es cierto, mi corazón fue destrozado y roto en mil millones de fragmentos y es posible que nunca termine de encontrarlos todos, pero de nada sirve quedarme en un rincón observando la vida por un retrovisor mientras ella se consume con la misma rapidez de un cigarrillo. Tengo que levantarme, ducharme, salir a dar una vuelta, pasear por el parque o quizá ir a un bar desconocido y dejar que la vida me sorprenda y dejarla hacerlo.

 Y escribir. No dejar de hacerlo. Ni en los días calurosos, las noches lluviosas o las tardes que se tiñen de púrpura y naranja. Ese es mi llamado y siento que tengo tantas historias en mi interior, algunas trágicas, otras sombrías y todas teñidas con un extraño sentido del humor que a veces siento que nunca terminaré de plasmarlas….pero no lo lograré si me rindo antes de empezarlo. Debo teclear y teclear hasta que los dedos sangren y sienta que mi espíritu se vacié que estoy seguro será en la última palabra que escriba durante mi vida. “Hay que tomarse la literatura en serio, joder”, afirma Stephen King y vaya que el maestro tiene razón, así sea por matar a nuestros demonios, hacer cartas de amor que nunca serán leídas por mujeres indiferentes o porque sencillamente para eso fue que nacimos como una marca indeleble de nacimiento.

Así que escribir y vivir. Menudos propósitos, son muchos más difíciles de lo que parecen a simple vista pero no pienso amilanarme ante el reto, si lo hiciera correría el riesgo de ser una persona normal y ese es un riesgo que no estoy dispuesto a asumir.


¿Cuáles son sus propósitos para este año que comienza?

1 comentario:

  1. ¿Escribir y vivir? Me gustan esos dos propósitos. Eso eres tú, vida de la más pura y letras de las más sentidas. Tal vez mis propósitos no disten mucho de los tuyos, y se resuman también a vivir y a dejar que la vida este año si me sorprenda gratamente, pero no estoy acá para hablar de mis propósitos, estoy acá como cada vez, para admirar tus letras, para admirarte a ti.

    De todo corazón espero que cumplas ambos propósitos, que vivas, que te atrevas de nuevo a sentir algo por alguien y sobre todo, le pido a la vida, que te sorprenda con alguien que tenga la valentía de amarte sin restricciones, de tomar tus heridas y ayudarlas a cicatrizar a punta de besos. Perdónate, y deja que los demás se acerquen, ese es el primer paso para vivir de nuevo. Cuando pase eso, estoy segura encontrarás a alguien, que tal vez no reemplace ese amor que tanto dolor te causó, pero que tendrá la plena capacidad de curar tus heridas, e incluso será capaz de pegar cada uno de esos pedazos de corazón e incluso de encontrar piezas que encajen en esos lugares donde ahora hay un vacío.

    Esa persona merecerá no solo tu amor, sino mi más profundo agradecimiento.

    En cuanto a escribir, lo tienes claro, escribes cosas para ti y para el mundo, leeré atenta cada una de esas historias que tienes por contar, e iré a las librerías y compraré tus obras, y sonreiré porque conozco al hombre que está detrás de las letras.

    Será tu año, yo sé que sí.

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