viernes, 12 de mayo de 2017

34

Hay un libro muy hermoso, y en ciertos aspectos triste, Mis whatsapp con mamá, donde el hijo conversa con una madre ya muy enferma y ella le dice que ser adulto es tomar conciencia de que siempre estarás solo cuando debas enfrentarte al mundo, esas palabras parecieran definir lo que ha sido este último año para mí.

Hablar de estos 34 años sin mencionar la pérdida de mi mamá sería imposible. Fue a esta edad que la perdí después de una enfermedad de mierda que la fue apagando primero lentamente y luego con una velocidad impresionante. Han pasado cuatro meses desde su partida y no hay un día que no extrañe su voz, sus consejos, abrazarla, sentir un beso suyo o como jugaba con mi pelo cuando estábamos acostados. Sí, es cierto que uno aprende a sobrellevar la tristeza, a seguir adelante como ella lo hubiera querido pero perder a un ser querido (así como la ausencia de mi papá, de Camilo o mi perro Gruñón) deja una cicatriz en el alma que siempre estará presente, donde los recuerdas con todo el amor del mundo pero también con un halo inevitable de tristeza que deja su ausencia.

Después de su muerte reflexioné mucho, pensé en si valía la pena seguir escribiendo. Sentí que no tenía sentido, que nada lo tenía. En muchos aspectos sentí que las letras no servían, no he logrado publicar nada, ni con ellas logré ayudarla a ella, o por lo menos mitigar su dolor, no logré que la mujer que amaba sintiera lo mismo por mí y muchas veces siento que no ha servido para tocar a nadie, conseguir que mis palabras muevan o lleguen, pero también leí el poema Bukowski ¿Así que quieres ser escritor? y recordé que escribo porque para bien o para mal soy un escritor, que siento tantas palabras que se ahogan en mi interior que debo sacarlas de una forma u otra, es un camino solitario, es cierto, pero es mi camino, la única forma real que tengo de comunicarme y siempre que intenté salirme de esta senda estarán los fantasmas de mis seres amados y de tantos buenos escritores que me han precedido mostrándome la senda en la que debe transitar mi vida así no publiqué nada nunca o mis letras no sean lo suficientemente buenas o mis historias deban permanecer para siempre en papeles olvidados.

Treinta y cuatro años son un montón y no me siento ni más sabio o mejor persona, sólo un ser con cicatrices formadas por  experiencias de vida que han formado la persona que soy, la esencia que se mantiene intacta. He aprendido que hay personas que me detestan (alguna con justa razón otras no tanto) pero como mi mamá solía decir ‘nadie es monedita de oro para caerle bien a todo el mundo’, pero al mismo tiempo soy afortunado por contar con otra cantidad gigantesca de personas que me quieren, que cada día me ayudan a ser mejor persona, que con su amor hacen de mí un mejor ser humano, me empujan cuando siento que ya no tengo fuerzas para seguir luchando y le dan sentido a mi vida.

A veces cuando estoy triste y se acumulan recuerdos difíciles, cuando los demonios que cargo en mi espalda pesan demasiado y parecen ser más fuertes que yo pienso en las cosas hermosas que tiene la vida: Unas cervezas –o unos buenos tragos- con unos amigos, un cigarrillo ocasional en mi ventana donde a oscuras se ven las estrellas, en el cielo azul y sentir el calor del sol en mi piel, en los recuerdos de mi niñez o la gente que tanto he amado y ya ha partido, en el recuerdo de ver el cielo estrellado con alguien especial, en tantos momentos que me han quitado la respiración en esta vida tan fugaz, que pienso que todo lo vivido tantos los momentos buenos como malos han valido la pena y puedo partir mañana mismo de este mundo con una sonrisa.

Pasa algo curioso. Mis dos mejores amigos (un hombre y una mujer) ambos nacidos en abril –si fuera astrólogo habría que ver por qué quiero tanto a los aries- se casan este año. Ella ya lo hizo, él lo hará más adelante –curiosamente el día que cumple años mi amada hermanita-. Asimismo mi hermana está embarazada y la hermosa Verónica nacerá en octubre. Pienso en ello, en como la vida no se detiene, en cómo hay seres que nos dejan mientras la vida misma sigue dando vueltas, llenándonos de momento felices y tristes, y llegan nuevos seres a los cuales amar  que teñirán nuestra existencia de luz. Siento que debo luchar con todas mis fuerzas por dejarle un mejor mundo a mi sobrina, pelear contra tantas injusticias, homofobia, machismo y tantas cosas que hemos hecho mal durante tanto tiempo. Nuestro legado, nuestro sentido debe ser vivir y morir con la conciencia tranquila de haber hecho el bien y transmitir el amor y la tolerancia en un mundo lleno de odio, donde lo malo se ha convertido en bueno y la superficialidad parece haberse adueñado de la existencia.

Soy lo que soy por lo que he vivido y leído; por la educación que recibí de mis padres, por el amor que recibo de tanta gente a diario, por las enseñanzas tanto buenas y malas de los años venidos y por venir. En el amanecer de mis 34 años siento que ya no le temo a la muerte porque al llegar me reuniré con tanta gente amada que me aguarda con una sonrisa, ya en un más allá que aún  no concibo o en el silencio y el descanso de la nada, pero mientras viva, en cada respiro procuraré hacer que todo valga la pena.

A todos, a quienes me quieren, a los que amablemente se pasan por estas Letras Bizarras, a quienes no les caigo bien –pero quienes a su forma me han enseñado a forjar el carácter- a los presentes y a los ausentes, a los que desde la muerte me cuidan y todos quienes de una u otra forma han formado parte de mi vida, gracias. Los quiero.




5 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Muchas gracias mi querido Divo del Twitter. Siempre un placer saberse leído por ti. Un abrazo.

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  2. Leerte y no encontrarme, leerte para saberte... Leerte para entenderte y alegrarme que nunca dejaras de escribir. Leerte para confirmar una vez más que llegarás muy lejos, que tus letras tocaran el alma del mundo y trascenderán la muerte. Leerte para entender el regalo precioso que nos da la vida con tus años, con tu presencia, con tu existir. Leerte para acariciarte el alma, así a veces toque un poco de lejos, acariciarte prudentemente cuando quisiera abrazarte fuerte para que se pasara un poco el dolor... Leerte para encontrarte y así quererte un poco más... como si esto fuera acaso posible... Leerte para sentirte cerca así estés muy lejos. Leerte porque esto eres tú, tus maravillosas letras.

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