Pienso en él porque hoy 21 de
septiembre se celebra (¿se conmemora?) El Día Internacional del Alzheimer donde en varios países se realizan varias actividades
para concienciar y ayudar a prevenir este mal. Cada año este día tiene un
slogan diferente el de éste es ‘Alzheimer
ConCiencia social’ pero sin duda me quedó con el del año pasado, ‘Sigo siendo yo’, un grito de rebeldía
ante un mal que no se detendrá hasta tomar tu vida.
Mi papá siempre tuvo miedo de
esta enfermedad al punto de volverse un poco hipocondríaco con el tema. Se
olvidaba dónde había dejado las llaves, El Alzheimer; no pagó una cuenta
pendiente, El Alzheimer; no recordaba llamar a mi hermana a saludarla….bueno,
ya me entienden. No lo culpo, comparto su miedo, para mí una de las formas más
tristes de abandonar este mundo es olvidándolo todo, tiñendo el universo de vacío.
¿Quiénes somos? ¿Acaso nuestras
vivencias? ¿A quienes hemos amado? ¿Los viajes qué hemos hecho? ¿Nuestra
inteligencia? ¿El trabajo? ¿Los lugares que hemos frecuentado? El Alzheimer nos despoja de eso, como un dios
sordo e inclemente nos deja a solas con nosotros mismos, la lucha diaria contra
nuestro cerebro que como una bestia devora los recuerdos dejando pequeños
jirones que quedan para los sobrevivientes: El reconocimiento de un rostro
familiar que se asoma como un tímido haz de luz en medio de la bruma del olvido, días buenos
que cada vez serán menos, la pelea constante por seguir siendo…
Aparte de mi abuelo sólo he
conocido un caso (aunque no fue cercano). La abuela de la amiga de una amiga lo
tenía. Una vez la vi, jugábamos cartas, ella ganaba y lucía radiante reflejando
luces del pasado. Cada vez olvidaba las reglas del juego y tenían que
explicárselas, no estoy seguro pero creo que olvidaba cada vez más a su nieta,
eso paso quizá hace cuatro o cinco y es probable que haya muerto a consecuencia
de ello, pero me gusta recordarla en esa única ocasión que la vi: Sonriente,
rodeada de su nieta e hija, a pesar de ser y no ser, había un ‘algo’ que la
hacía sentir que pertenecía a ese sitio, un instinto más fuerte, que el olvido,
que la mismísima muerte.
Gabriel García Márquez dice
que la vida no es como uno la vivió sino como uno la recuerda, pero el olvido
siempre llega tarde o temprano, así no tengamos Alzheimer, personas, lugares y
personas se van difuminando, pareciendo incluso que estos no nos pertenecieron
jamás y que son ajenas como si hubieran
sido otros quienes la vivieron. Lo que permanece con nosotros son nuestras acciones,
el amor que dimos y quizá sea nuestro único legado en el mundo,
A todas las víctimas del
Alzheimer, sus familias y seres queridos
tan solo les puedo dar estas palabras, mis sentimientos de fuerza y amor y esta
hermosa canción del Cuarteto de Nos, cuyo compositor Roberto Musso creó en
honor a su madre y abuela quienes cayeron ante este maldito mal.
21 de septiembre (Cuarteto de
Nos)
Tu mirada transparente atravesándonos
Tan
ausente y tan distante
Brillando
de tristeza y de inseguridad
Resplandeciente
de temor y soledad
Dudando
quien está en tu piel
Ahí
estas
Presa
de este maldito mal
Que
apago la luz de tu ser
Que
arrasó con tus recuerdos que nunca van a volver
Y
la vida te vuelve a emboscar
En
septiembre una vez más
Buscando
sin saberlo primavera oscura y paz
Tu
memoria ya no tiene tiempo ni lugar
Son
tus gestos y tus marcas
Se
esfumo y es incapaz de perfumar
Tus
21 gramos de alma
Que
en algún lado aún están
Y
pensar
Que
algunos años atrás
Decías
con convicción
Que
el olvido era una forma de venganza y de perdón
Que
el olvido es libertad
Y
afirmando esta contradicción
Te
fuiste tan de a poco que nunca dijiste adiós
Y
aunque se que mi nombre
Ya
no pronunciarás
No
duele oírte contar
Como
fue tu primer beso
Y
en medio de esta guerra
De
rabia y desconcierto
Te
vas perdiendo
Te
vas perdiendo
Ahí
estás
Presa
de este maldito mal
Que
apago la luz de tu ser
Que
arrasó con tus recuerdos que nunca van a volver
Y
la vida te vuelve a emboscar
En
septiembre una vez más
Buscando
sin saberlo primavera oscura y paz
Y
algunos años atrás
Decías
con convicción
Que
el olvido era una forma de venganza y de perdón
Que
el olvido es libertad
Y
afirmando esta contradicción
Te
fuiste tan de a poco que nunca dijiste adiós
Termina
otro 21 de septiembre
Adiós
Tal vez la palabra más hermosa del castellano sea "Recordar" que viene del latín re, que significa otra vez y cordis o cardio, que significa corazón. Recordar no es otra cosa que "volver a pasar por el corazón". No estamos simplemente uniendo datos y hechos con locaciones y rostros. Cuando recordamos ponemos en movimiento toda nuestra estructura sensorial, donde los momentos vividos vuelven a escena con la misma intensidad. Nos humanizan por completo.
ResponderEliminarLa escritora María Castilla nos presenta al olvido como el bálsamo que poco a poco nos va curando las heridas de tantas batallas perdidas y ganadas. "¡Qué clase de diablos tristes seríamos si no consiguieramos olvidar!", afirma. Y aunque no se puede negar que en ello hay un poco de razón, la colección de recuerdos y sensaciones que se van acomodando en nuestra mente -buenos y malos- es lo que finalmente marca lo que somos y lo que hemos sido. Con el perdón de María Castilla, creo que no hay destino más triste que el olvido, propio y ajeno, al que concibo como la supresión de la condición humana dejando a la persona en cuestión como un habitáculo vacío, donde quizá haya existido alguien o algo, quizá, vaya uno a saber.
No hay universo más poderoso y secreto que la mente. No existe hacker capaz de intervenir en ese mundo particular del que somos dueños y señores y al que podemos acudir hasta en los momentos más aciagos. También conocí un caso, muy cercano, y por ello puedo hablar de la sensación de impotencia de ver como una persona se va apagando poco a poco frente a nuestros ojos. El nudo en la garganta de no ser reconocido, de ver como se iba deshaciendo su memoria lentamente como si algún niño poderoso estuviera borrando poco a poco el libro de su mente, dejando solamente en la hoja en blanco los manchones como prueba de que alguna vez existió algo.
Ante todo ello, a quienes aún contamos con esa bella fortuna, nos queda una gran responsabilidad: La de no olvidar. Mantener presentes a quienes se fueron y a quienes permanecen en éste plano, pero que su mente ya ha volado a quién sabe que mundos lejanos. A todas sus familias y amigos todo el amor y consideración del mundo, sabiendolos fuertes y valientes, en esa batalla diaria y anónima de cada día.
Hermoso Escrito, TuLio. Y hermosa canción. Gracias miles por compartir.