martes, 22 de noviembre de 2011

Libros leídos (37) El evangelio según Jesucristo de José Saramago: Herejías divinas






En este evangelio, Jesucristo no es el mesías infalible que siempre supo qué hacer. Saramago se mete en la piel del hijo de Dios, descubriendo a un hombre real lleno de dudas, miedos y amor que es conducida por su padre celestial como una oveja al sacrificio.






La primera imagen que tengo de este libro fue paradójicamente en el colegio jesuita donde estudié. Uno de los profesores de literatura, Elber -no recuerdo su apellido ¿Aramburo?, no estoy seguro-  me lo recomendó pues para esa época había terminado de leer el libro que correspondía al semestre que si no me equivoco era ‘La Iliada’.

Recordando esa época, el pobre profesor era objeto de burla  por parte de sus alumnos, los cuales no estaban satisfechos si no humillaban y acababan con todo como seguramente lo aprendieron de su patrón, Ignacio de Loyola, quien haría lo mismo en la guerra mientras mataba franceses. En fin, el tipo era una buena persona, estoy seguro que si los curas lo hubieran descubierto recomendando ese texto lo hubieran echado sin contemplaciones. Guardo una buena imagen del profesor a pesar que en sus ojos callados, grandes; su actitud bondadosa y calmada, siempre me pareció  ver agazapado muy  en el fondo, a  un psicópata en potencia que el día menos pensado podía hacer una masacre luego de lo cual tranquilamente se daría un tiro en la sien.

Comencé el libro con gran entusiasmo pero a las pocas páginas me fui desilusionando y aburriendo hasta dejarlo a medias. No nos engañemos, la lectura de Saramago puede ser compleja y a mis diecisiete años busca textos menos densos.

Habría de reconciliarme con el portugués en la universidad, con la lectura de ‘Ensayo sobre la ceguera’ y desde allí la admiración por él ha ido en aumento a cada obra de arte suya como ‘Caín’, ‘Ensayo sobre la lucidez’, ‘La caverna’, ‘Historia del cerco de Lisboa’ y  ‘Las pequeñas memorias’. Creo que era inevitable que tarde o temprano volviera a este evangelio de Jesucristo.


                                                 El genio


José Saramago, nacido en Azinhaga, Portugal en 1922 y fallecido en Lanzarote, España en el 2010, fue un hombre al que siempre lo inquietó la injusticia. Por medio de sus obras siempre planteó estas inquietudes y reclamos hacia Dios –Caín, El factor Dios, el Evangelio según Jesucristo-, los gobiernos –Ensayo sobre la lucidez- y hasta la naturaleza humana y la deshumanización  –Ensayo sobre la ceguera, La caverna-. Siendo consecuente con  sí mismo se declaró ateo y comunista.

Siempre he pensado que en cierta medida los ateos son –y me incluyo- más místicos que los propios creyentes. Nuestra falta de fe, nuestra rebelión siempre ha sido un grito desesperado en busca del Absoluto, de esa energía o ese ser, que en caso de existir siempre ha hecho caso omiso a las desgracias del ser humano, y, por el contrario, parecer disfrutar a un extremo sádico de la sangre y muerte que las guerras por comprobar su existencia y supremacía han causado.

Saramago confiesa que lo que lo animó a escribir este libro fue la muerte de los inocentes asesinados por Herodes y a los cuales no salvó ninguna fuerza divina –aunque en el libro el peso de este crimen habrá de llevarlo José, padre de Jesús-.

El libro comienza de una manera potentísima describiendo un grabado de Durero llamado ‘Crucifixión’, en donde ya aparece Jesucristo en la cruz, rodeado de ladrones, Marías y Santos. El Nobel de manera magistral es capaz de convertir la imagen en pura poesía a través de su genial prosa.

                                           Este es el grabado que describe Saramago                    


Luego de esa descripción comienza la historia como tal. Una versión humanizada de Jesucristo. Un hombre lleno de dudas, de ambiciones, un hombre capaz de amar y odiar. Una versión mucho más cercana que esa figura simbólica e inalcanzable creada por el concilio de Nicea.

La manera de escribir de Saramago, tal como lo comenté antes, no es sencilla en un inicio. El lector novato  tendrá más de un problema con sus largos párrafos, con sus comas  tan seguidas que en ocasiones pareciera que está leyendo un telegrama de más de quinientas páginas y porque nunca separa los diálogos. Pero una vez uno se acostumbra a su estilo le parecerá que habla con un viejo amigo.

El libro narra a su manera la matanza de los inocentes, el bautismo que hace Juan, los milagros, el encuentro con María de Magdala y su vida y obra de Jesús. Existe, sin embargo, un fragmento en que el libro se aparta de lo narrado en la biblia y adquiere la grandeza que solo las obras inmortales tienen.

Me refiero específicamente cuando Jesús se monta en una barca y sostiene un diálogo de cuarenta días con Dios y al que se une el Diablo. Esta conversación es majestuosa y en ella se muestran los orígenes de la civilización occidental, a lo que ha llevado la creencia de un dios que basa su existencia y devoción en la concepción y existencia del pecado como método del control, de los ríos de sangre que ha desencadenado la creencia de ese dios pasivo que sólo busca ser adorado. Es una lectura que recomienda a los ateos pero en especial a los creyentes para quienes no está de más reflexionar en qué es lo que creen.

Obviamente el libro fue rechazado por las jerarquías católicas y fue tanta la presión que se le hizo a Saramago en su patria que se vio obligado a un exilio ‘voluntario’ en España. No importa, el mensaje fue escrito y nos llegó a miles de personas. El portugués habría de completar su labor con una segunda parte, ‘Caín’, en donde por medio de este personaje, se encarga de mostrar la naturaleza sangrienta y cruel del Jehová del Antiguo Testamento. Ambos libros son infinitamente recomendables.

Acá les dejo un par de frases que en mi opinión describen el espíritu de este ‘Evangelio según Jesucristo’:

“Entonces el Diablo dijo, Es necesario ser Dios para que le guste tanto la sangre”

“Entonces comprendió Jesús que vino traído al engaño como se lleva al cordero al  sacrificio, que su vida fue trazada desde el principio de los principios para morir así, y, trayéndole la memoria el río de sangre y de sufrimiento que de su lado nacerá e inundará toda la tierra, clamó al cielo abierto donde Dios sonreía, Hombres, perdonadle, porque él no sabe lo que hizo”. 

2 comentarios:

  1. Muy buena reseña, Tm, queda "El evangelio según Jesucristo" entre los recomendados pendientes por leer...

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  2. Yo soy admiradora de la obra de Saramago, aún así hay que reconocer que no es una lectura fácil como bien dices. De sus libros, este es uno de los que más disfruté, aunque guardo un buen recuerdo de casi todos, cada uno por sus motivos. Buenísimo (y te lo dice otra atea)
    saludos!

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