martes, 14 de febrero de 2012

Brevísimo ensayo sobre una historia de amor



Un chispazo, un click inaudible, una sola mirada que contiene miles de vidas en un segundo, puede pasar en la sala de un amigo, en la discoteca y parecer que a primera vista nada haya cambiado pero en tu interior sientes miles de engranajes moverse en pos de una dirección, de un olor, un tacto. Vuelves a mirar, de reojo, despacito, no vaya a ser que te equivoques, que el click del demonio haya sido imaginaciones causadas por un duende jugueton. Levantas la cabeza. Ella sigue allí.

Las mariposas que están en tu estómago empiezan a aletear con fuerza, intentas calmarlas haciendo la tarea y acercándote a ese espécimen desconocido que sabes podría costarte la existencia.  Te desplazas hacia ella en todas las direcciones: De lado, para atrás, en diagonal, nunca de frente  o de manera brusca no vaya a ser que huya.  Averiguas  con amigos de quién se trata, disimulas de mala forma la ansiedad atragantándote de licor.  Finalmente si hay música te levantas y con el corazón en la boca pero sin que ella lo note le preguntas si quiere bailar.

La sinfonía de los cuerpos se mueven en perfecta armonía al ritmo de los tambores, el bongó y las trompetas, por un momento la vista deja de ser el sentido rey para darle paso al tacto con el que nuevos paisajes anatómicos se abren y los dedos exploran rincones nunca imaginados.

Si se tiene suerte al final de la noche se habrá conseguido un teléfono, un beso o un correo, de lo contrario la historia de amor tendrá un final que dista al de los cuentos de hadas y habrá que buscar a otra princesa vagabunda con la cual devorar perdices hasta el fin de los tiempos.

Llamas la primera vez pensando si tal vez ella te recuerda. Suena el teléfono una vez, dos veces, no contestó, lo dejas sonar cinco, seis veces más, debatiéndote en colgarlo o llamar de nuevo, en ser ausente o ser intenso. Finalmente contesta, no escucha tu ‘hola’ sin fuerza, no me va a reconocer. Si lo hace. Quedan en verse pronto, mientras tanto la agregas a las redes sociales.

La red es ahora un nido de amor cibernético, es  lo que para nuestros  abuelos eran  las salidas al parque del pueblo y para nuestros padres las salidas a tomar helado mientras buscaban tocar disimuladamente una mano.  Gracias a la tecnología puedes tener una especie de hoja de vida de la persona en cuestión: Gustos, familiares, mascotas, hobbies y perversiones, todo al alcance de la mano, un universo contenido en un monitor.

Salen y empiezan a crear un mundo compartido, a generar códigos comunes que durarán el tiempo que  estén juntos. Al principio no comprenderás cómo es posible que un ser tan perfecto pudiera estar tan solo en este mundo,  te preguntarás si estás idiotizado, drogado bajo los influjos de Venus, intentas mantener la cordura, pero ella te toca y las lenguas se mezclan compartiendo la dulce saliva que ya no es de ella o tuya sino de ambos. Luego vendrá la comunión de los cuerpos, el intentar de manera vana fusionarse en un solo ser, una sola carne, el querer un solo orgasmo que dure el resto de la existencia.

Tiempo después -¿semanas? ¿meses? ¿años?- verás el primer defecto.  Un rasgo minúsculo que antes no notabas, quizá esa mancha en la piel, esos celos que tomabas por amor, esa posesión que tomabas por atención; es algo, en verdad, nimio por lo que no vale la pena terminar una relación tan maravillosa ¿verdad?

Posteriormente te darás cuenta que ese pequeño error no sólo ha aumentado sino que se ha multiplicado como granos de varicela. Esa persona aunque sigue siendo tan especial, es humana y te horroriza descubrirlo. La habías idealizado en tus patéticos sueños de adolescente tardío, en tus fantasías de revistas de supermercado. Pero hay un hecho aún peor: Ella ha descubierto lo mismo, has dejado de ser el príncipe del reino encantado para convertirte en el bufón de la corte.

Las discusiones antes amables, dulces y constructivas se convierten en juegos de poder,  peleas de orgullo, donde ceder un poco no significa aprender del otro sino una muestra  de debilidad y derrota. Alternado con un grito viene un beso, un golpe por una caricia, y un ‘te odio’ se canjea por un ‘te amo’, se sigue jugando por inercia, inercia de vivir, de no romper la rutina.

Mientras tanto  o paralelo a este hecho están las salidas a cine, el dormir juntos mientras se comparten los cuerpos, el descubrimiento de un nuevo restaurante o discoteca, el convertir tu familia en la mia, el limpiar una lágrima del rostro ajeno por la pérdida de un ser querido o de un trabajo.  Te casarás y tendrás hijos o mantendrás  un resquicio de independencia y seguirás soltero pero comprarán un perro o un animal que los mantenga distraídos. Quizá alguno de los dos consiga un amante o quizá se sumergirán en un hobbie o un vicio para mantener la cordura en la loca decisión de recorrer  dos personas un sendero que está diseñado sólo para una.

Crecerás al lado de esa persona, aprenderás muchas cosas de ella; algunos días querrás matarla a besos otros simplemente matarla; correrán bajo la lluvia y tendrán días placidos de caminatas bajo un día soleado o de tranquilidad frente al televisor. Verás su pelo ocultar su rostro moviéndose mecido por el viento y cuando todo haya terminado, esa será la imagen más nítida que te quedará de ella. Amarás, odiarás, llorarás y reirás con y por ella. Habrá momentos divertidos y otros monótonamente rutinarios. Habrás vivido.

Pero llegará un momento en que todo estallará, en que la magia terminará y el largo click haya dejado de sonar. Es probable que la relación la termines tú o lo haga ella. Cualquiera de los dos puede quebrarse primero pero ninguno querrá reconocer el fracaso de otra relación rota. Uno y otro intentarán solucionar las cosas, reconciliaciones pegadas con babas, amores muertos que intentan ser revividos de la tumba inútilmente, más gasolina para un motor fundido.

Finalmente llega el momento del adiós final. Promesas falsas de amistad, de encuentros futuros que no se llevarán a cabo nunca más, separación de bienes,  de besos, recuerdos y sentimientos.  Tristezas a flor de piel y maldiciones por haber amado. La sensación de sentir el corazón arrancado a tiras y abandonado en un desierto para que los buitres se den un buen festín.

Podrás pensar que todo ha sido una pérdida de tiempo, malgastando tus mejores días con quien nunca valió la pena, pero algún día escucharás esa canción que te habrá de devolver a una época de sueños y locuras, o despertarás con el olor de su pelo en el corazón o el roce de sus manos en tu cabeza.

Un día verás ese tiempo compartido con cariño y nostalgia y estarás listo para entregarte nuevamente, para sumergirte nuevamente en ese océano desconocido de las relaciones humanas, en aguzar los oídos del corazón para escuchar de nuevo ese click maravilloso y conocer nuevas almas, nuevos ojos , nuevos labios, nuevos encuentros y desencuentros. 
Y comprenderás que la vida es maravillosa….

7 comentarios:

  1. No siempre se recuerda con cariño...no lo llamaría ensayo, tal vez reflexión...aunque no sea del todo reflexivo...mejor, opinión.

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  3. Ha sido una reflexión hermosa la que has escrito, hubieron fragmentos de este texto que me recordaron al estilo de otros autores, deberías enfatizarte más en un estilo propio,yo sé que debe ser un estilo maravilloso porque lo plasmas en la composición del texto, es solo mi humilde opinión.

    Un placer pasarme por aquí, un beso grande.

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  4. Yo: Es, desde luego una reflexión u opinión personal, sólo que le puse el nombre de 'ensayo' como un pseudohomenaje a Saramago. Con respeto a lo otro que planteas no siempre se recuerda una relación con cariño, pero creo que mientras se rememore, habrá un sentimiento muy profundo ligado a ese persona, como diría Borges: 'El olvido es la única venganza y el único perdón'.

    Carolina:Muchas gracias por leerme. Es un honor tenerte en este lugar. Es posible que mi estilo beba un poco de otros autores, supongo que es inevitable hacerlo un poco aunque la solución para esto es escribir, escribir y seguir escribiendo. Un abrazo.

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  5. Interesantes reflexiones, Tulio, y muy abundante y rico el uso de las palabras. Las felicitaciones de siempre. Abrazo.

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  6. Me encanta como estás escribiendo!! aunque no siempre comento SIEMPRE te leo!! Lina S.

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  7. Juanito: Los agradecimientos de siempre. Gracias por pasarte por acá, che.

    K-Chu: Querida Lina, no sabía que me leías eso es para mi motivo de mucha alegría e incentivo para seguirme esforzando al máximo. Gracias por leerme y me encanta que te guste lo que escribo. Un abrazo, señorita.

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