Hoy, hace exactamente 25 años y un par de horas, Natalia (de nombre original Nathalie)
Fernández Mendoza estaba pegando sus primeros berridos en un hospital de Fort
Lauderdale, Estados Unidos. No fue un nacimiento sencillo: Con la picardía y la hiperactividad que la caracterizan, decidió
nacer antes de tiempo, fue tanto su afán por venir a este mundo que casi
termina haciéndolo en el carro que la llevaba al hospital, y por poco se ahorca con el cordón umbilical.
Desde
pequeña fue una niña loca que vivía cada segundo como si fuera el último.
Siempre que corría lo hacía hasta el límite, hasta quedar completamente
extenuada, cuando saltaba lo hacía hasta desesperar a todos los que estaba a su
alrededor, vivía al máximo, mostrando sus
dientes muecos y con el brillo en
sus ojos. Aún me parece recordarla con su peinado de ‘honguito’ haciendo
diabluras y travesuras, yendo de un lado para el otro sin obedecer a nadie más
que al viento y a sus propios caprichos y ganándose con todos los mérito el
apodo de ‘terremoto’ o Buyiya.
No
fue fácil para mí el ingreso de esa pequeña intrusa en la familia: Hasta
entonces había sido el rey, soberano de todos los territorios y títulos de la
familia Fernández Mendoza. Reinaba con
serenidad y nunca me hubiera esperado ese tsunami de alegría que llegaría a
disputarme el cariño de la familia. Los
primeros años no fueron fáciles…el pequeño demonio habría de hacerme maldades.
En una ocasión vendería todas mis láminas del álbum de Los Caballeros del Zodíaco por menos de cien
pesos (es cierto que lo hizo en venganza por que le pegué pero esos eran
detalles menores); en otra ocasión, intentó asesinarme como un palillo
atravesado en un postre con gelatina (ella jura que fue un accidente pero a día de hoy tengo mis sospechas) entre
miles de otras maldades.
Posando, ¿cuándo no? |
Recuerdo que mi papá estaba desesperado….preocupado de vernos pelear como perros y gatos, habló con su hermana quien le dijo que cuando creciéramos las cosas iban a cambiar y seríamos las personas más unidas del mundo. A mis catorce años, diez de ella, mis papás se divorciaron, decidí quedarme con mi papá y mi hermana lo hizo con mi mamá. El tiempo que pasé sin ella –a pesar de vernos cada fin de semana- me hizo comprender que a pesar de seguir siendo el amo y señor de la casa, mi reino no valía nada sin la presencia constante, molesta , alegre e indispensable de mi hermanita.
Y
crecimos… dejamos atrás los juegos, la
vida sin preocupaciones y las tardes teñidas de la Plazoleta, los rincones de
la niñez y los guayabales. Como dijo mi
tía nos volvimos inseparables: Su vida era la mía y la mía la suya. El destino nos llevó por vidas separadas: Al
ser ciudadana estadounidense viajó a ese país en busca de un mejor futuro, mientras
yo permanecí en el país de las lágrimas
en espera de reunirme con ella alguna vez.
En
el año 2006, cuando viajó a los Estados Unidos viajó sin saber decir hello –yo le
hacía las tareas de inglés para el colegio- y con apenas algunos dólares en el
bolsillo –cortesía de mi madre-. El país
de la estatua de la libertad puede ser muy duro y no cualquiera puede soportar
la inmensa presión, su soledad sin límites, su estilo de vida sin pausas, pero
ella no sólo se habitúo a él sino que lo hizo suyo. Cada vez que puede mi papá no hace sino resaltar
lo valiente que ha sido y que es mi hermana y yo creo que se queda corto.
Y lo
hace porque mi hermana es la mujer más espectacular que conozco. No existe en
el mundo una persona capaz de resistirse a su energía sin límites, a su
carisma, a su sonrisa. Es una persona con una personalidad de hierro, que sigue
viviendo al límite, con carácter,
valiente, inteligente, buena amiga, hija, hermana, esposa….en verdad son tantas
sus cualidades que no existen palabras para describirla con justicia.
Diciembre se ha vuelto sin dudas el mes más feliz del año porque el país y el universo entero se engalanan con su visita. Los colores son mucho más alegres y los olores se tiñen de alegría y de vida. Es cierto que me toca disputarla con el resto de la familia (y este año con su flamante y afortunado esposo) pero los pocos momentos que puedo disfrutar de ella hacen que el resto del año valgan completamente la pena.
Diciembre se ha vuelto sin dudas el mes más feliz del año porque el país y el universo entero se engalanan con su visita. Los colores son mucho más alegres y los olores se tiñen de alegría y de vida. Es cierto que me toca disputarla con el resto de la familia (y este año con su flamante y afortunado esposo) pero los pocos momentos que puedo disfrutar de ella hacen que el resto del año valgan completamente la pena.
Una reciente de la familia completa....Nata, como siempre, iluminándolo todo con una sonrisa |
Quiero
que sepas, Nata, que no existe en el mundo hombre más orgulloso que yo. No sé
que nos depare la vida pero siempre, siempre mi mayor orgullo es haberte
conocido, el ser tu hermano es motivo infinito de alegría para mí.
Te
adoro con todo mi corazón, mi amor.
¡FELIZ
CUMPLEAÑOS NATA! (a pesar de quitarme el
reinado)
PD:
Escribí un texto corto porque sé que no te gusta leer mis mamotretos largos….
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