domingo, 7 de octubre de 2012

Hace 25 años (Memorias de un reinado que murió)


Hoy, hace exactamente 25 años y un par de  horas, Natalia (de nombre original Nathalie) Fernández Mendoza estaba pegando sus primeros berridos en un hospital de Fort Lauderdale, Estados Unidos. No fue un nacimiento sencillo: Con la picardía  y la hiperactividad que la caracterizan, decidió nacer antes de tiempo, fue tanto su afán por venir a este mundo que casi termina haciéndolo en el carro que la llevaba al hospital, y por poco  se ahorca con el cordón umbilical.







Desde pequeña fue una niña loca que vivía cada segundo como si fuera el último. Siempre que corría lo hacía hasta el límite, hasta quedar completamente extenuada, cuando saltaba lo hacía hasta desesperar a todos los que estaba a su alrededor, vivía al máximo, mostrando sus  dientes muecos  y con el brillo en sus ojos. Aún me parece recordarla con su peinado de ‘honguito’ haciendo diabluras y travesuras, yendo de un lado para el otro sin obedecer a nadie más que al viento y a sus propios caprichos y ganándose con todos los mérito el apodo de ‘terremoto’ o Buyiya.


No fue fácil para mí el ingreso de esa pequeña intrusa en la familia: Hasta entonces había sido el rey, soberano de todos los territorios y títulos de la familia Fernández Mendoza.  Reinaba con serenidad y nunca me hubiera esperado ese tsunami de alegría que llegaría a disputarme el cariño de  la familia. Los primeros años no fueron fáciles…el pequeño demonio habría de hacerme maldades. En una ocasión vendería todas mis láminas del álbum de  Los Caballeros del Zodíaco por menos de cien pesos (es cierto que lo hizo en venganza por que le pegué pero esos eran detalles menores); en otra ocasión, intentó asesinarme como un palillo atravesado en un postre con gelatina (ella jura que fue un accidente  pero a día de hoy tengo mis sospechas) entre miles de otras maldades.

Posando, ¿cuándo no?



Recuerdo que mi papá estaba desesperado….preocupado de vernos pelear como perros y gatos, habló con su hermana quien le dijo que  cuando creciéramos las cosas iban a cambiar y seríamos las personas más unidas del mundo. A mis catorce años, diez de ella, mis papás se divorciaron, decidí quedarme con mi papá y mi hermana lo hizo con mi mamá. El tiempo que pasé sin ella –a pesar de vernos cada fin de semana- me hizo comprender que a pesar de seguir siendo el amo y señor de la casa, mi reino no valía nada sin la presencia constante, molesta , alegre e indispensable de mi hermanita.

Y crecimos… dejamos atrás los juegos,  la vida sin preocupaciones y las tardes teñidas de la Plazoleta, los rincones de la niñez y los guayabales. Como  dijo mi tía nos volvimos inseparables: Su vida era la mía y la mía la suya.  El destino nos llevó por vidas separadas: Al ser ciudadana estadounidense viajó a ese país en busca de un mejor futuro, mientras  yo permanecí en el país de las lágrimas en espera de reunirme con ella alguna vez.

En el año 2006, cuando viajó a los Estados Unidos viajó sin saber decir hello –yo le hacía las tareas de inglés para el colegio- y con apenas algunos dólares en el bolsillo –cortesía de mi madre-.  El país de la estatua de la libertad puede ser muy duro y no cualquiera puede soportar la inmensa presión, su soledad sin límites, su estilo de vida sin pausas, pero ella no sólo se habitúo a él sino que lo hizo suyo.  Cada vez que puede mi papá no hace sino resaltar lo valiente que ha sido y que es mi hermana y yo creo que se queda corto.

Y lo hace porque mi hermana es la mujer más espectacular que conozco. No existe en el mundo una persona capaz de resistirse a su energía sin límites, a su carisma, a su sonrisa. Es una persona con una personalidad de hierro, que sigue viviendo al límite,  con carácter, valiente, inteligente, buena amiga, hija, hermana, esposa….en verdad son tantas sus cualidades que no existen palabras para describirla con justicia.

Diciembre se ha vuelto sin dudas el mes más feliz del año porque el país y el universo entero se engalanan con su visita. Los colores son mucho más alegres y los olores se tiñen de alegría y de vida. Es cierto que me toca disputarla con el resto de la familia (y este año con su flamante y afortunado esposo) pero los pocos momentos que puedo disfrutar de ella hacen que el resto del año valgan completamente la pena.



Una reciente de la familia completa....Nata, como siempre, iluminándolo todo con una sonrisa



Quiero que sepas, Nata, que no existe en el mundo hombre más orgulloso que yo. No sé que nos depare la vida pero siempre, siempre mi mayor orgullo es haberte conocido, el ser tu hermano es motivo infinito de alegría para mí.

Te adoro con todo mi corazón, mi amor.


¡FELIZ CUMPLEAÑOS NATA!  (a pesar de quitarme el reinado)


PD: Escribí un texto corto porque sé que no te gusta leer mis mamotretos largos….

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