La talentosa escritora Carolina Andujar, quien ha publicado las novelas vampíricas Vampyr y Vajda y que en estos momentos se encuentra terminando una nueva historia (esta vez sobre brujas), organizó hace poco un concurso literario de terror. Este consistía en escribir una carta desde el punto de vista de un vampiro que tiene tiene una relación de amor-odio hacia un mortal y que debía tener una extensión máxima de una página (a doble espacio).
Para el concurso se me ocurrieron tres ideas de las cuales tuve que elegir sólo una. Comparto las otras dos cartas desechadas que espero sean de su agrado
CARTA 1
Para el concurso se me ocurrieron tres ideas de las cuales tuve que elegir sólo una. Comparto las otras dos cartas desechadas que espero sean de su agrado
CARTA 1
Mi muy añorada Monique,
Mientras escribo, por la comisura de mis labios se desliza un hilo de sangre, travieso e indómito. El cadáver del niño aún me observa, y sus ojos mantienen esa expresión suplicante esperando arrepentimiento de mi parte. Inocente chiquillo; crédulo, estúpido y delicioso chiquillo. Si el destino diera segundas oportunidades, seguramente aprendería que no se debe confiar en extraños. Quizá lo ponga en práctica para su próxima vida.
La primera vez que te vi, sentí que algo se removía en mi interior, del todo insólito dentro de un cuerpo huérfano de pulso. Al principio pensé que me había hecho daño el anciano que había cenado esa noche. Lo ignoras, pero los viejos saben horrible. Su sangre tiene gusto a orines, cigarrillos y un olor rancio que anuncia su proximidad a la muerte. Pero los días pasaron y seguí pensando en ti, no como ganado, sino como en algo más. Recordaba tus ojos, tu cuerpo y esa vena larga y palpitante de tu cuello.
Es posible que nunca me perdones por haber matado a todos los miembros de tu familia, pero en verdad me inquietaba su presencia. Gracias a ellos existes tú, y tú me has convertido en un vampiro enamorado. ¿Puede acaso concebirse una peor desviación que esa? Los humanos son nuestro alimento… sería algo tan ridículo como si ustedes se encapricharan por una cabra o un cerdo. Sin embargo, al mismo tiempo ansiaba que llegara la noche para verte, así me consumieran los celos de verte en brazos de otros hombres. (Por cierto, te preguntarás por qué no has vuelto a saber de ellos… me declaro culpable).
Ahora te vas. Huyes de mi presencia y me duele cada metro que te distancias. Pero no podrás escapar. Eres mía —solo mía—, y te seguiré hasta el fin del mundo de ser necesario, porque te deseo. No me malentiendas, por favor. Nuestro amor no tiene el propósito —como dicen los folletines rosas vampirescos de ahora— del matrimonio. ¿Qué sentido tiene vivir para siempre si nos tenemos que casar? Lo que voy a hacer cuando te encuentre es raptarte de una vez por todas. Mirarte a los ojos, ver mis reflejos en tus pupilas por última vez, paladear el miedo que se apodera de tu cuerpo, clavar mis colmillos y beber hasta la última gota de tu dulce sangre, saboreándola una y otra vez. De esta manera vivirás para siempre en mí y no tendré que seguir merodeando atormentado por las noches con la molesta presencia de tu existencia en mis pensamientos. Así que ya lo sabes, amore mio, espera mi visita y olvida cerrar las ventanas.
CARTA 2
Amor mío,
Una luz titilante y pálida es lo único que puedo
percibir. No siento nada, ni frío, ni calor; en estos momentos estoy atada a una
camilla en un sótano vacío, sola con mis pensamientos, esperando por tu
regreso. Lo único que anhelo es poder renunciar a la vida - paradójica palabra-
eterna que tú me quieres obligar a tener. Podrías haber acabado con esta locura
desde el mismo instante que empezó, sabías lo que iba a ocurrir desde el
principio y no lo impediste, enarbolando como bandera el amor, un amor
retorcido y egoísta que de manera extraña siento con la misma intensidad por ti
mezclado con un odio espeso y oscuro que se funde como si fuera un rio de
sangre.
Llegas y traes una nueva invitada. Esta vez es una
joven no mayor de quince años, de ojos azules y larga cabellera, está
inconsciente, la acercas para que pueda verla. Es casi una niña. Tomas el
cuchillo y antes de que yo pueda gritar, la degollas. Con una botella
recolectas la sangre que se escapa de su vida. Me miras, de nuevo me miras, con
esa mezcla de vergüenza, culpabilidad y complicidad que nos atará en el
infierno para siempre. Con la suavidad de una madre aproximas el frasco hasta
mi boca. Quiero decirte que es suficiente, que me dejes morir de manera
definitiva pero mis colmillos centellean, el hambre acecha y su líquido vital
es tan delicioso que no puedo hacer otra cosa que beberme hasta la última gota
y relamerme como una bestia. Luego de ello, repites el ritual que llevas
haciendo desde hace un año, cuando fui mordida por el vampiro, te acuestas a mi lado, acaricias mi cuerpo
helado y me susurras una y otra vez
hasta quedar dormido que ni siquiera la
muerte será capaz de separarnos.
No sé si estos pensamientos llegarán a ti, ni
siquiera si alguien los está escribiendo, es un enigma de tal magnitud cómo
saber si los androides sueñan con ovejas electrónicas, pero tengo la certeza de
que en algún universo, en alguna época alguien puede sentir mi lamento, mi
desesperación y podrá plasmarla en un papel. Guardo la remota esperanza de que
esas letras llegarán a ti de alguna manera y que cuando eso suceda reúnas por
fin el coraje para dejarme ir, me desates por fin y claves una estaca en mi
corazón para liberarme de una vez por todas de esta prisión, sólo así
demostrarás tu amor.
Tuya, M.
Excelente, Tulio. Me gustó más la segunda carta, más oscura, más lúgubre, más sangrienta (sobre todo en lo que sugiere).
ResponderEliminarComo siempre, te felicito. Ideales tus letras.
¡Saludos!
Para variar... Un placer leerte.
ResponderEliminarY eso que la primera carta no me gustó, no sé si sea tal vez esa crueldad disfrazada de amor que no me gusta, que me desespera, que tal vez creo que se pierde en el propósito de lo que escribías. Bien construida y bien lograda como todo lo que escribes, sólo que el sentimiento se pierde entre un reguero de sangre sin mucho sentido.
La segunda, por el contrario, mucho mejor, ni siquiera más sentida, pero si más perfecta, con descripciones profundas y precisas como las que me gustan. Más de vampiros, incluso... ¿Sabes? Me hiciste recordar la época en que dediqué mis noches a leer novelas vampíricas hasta el cansancio... Tal vez sea hora de redescubrir ese viejo hábito.
Y repito. Como siempre, un placer leerte