jueves, 28 de mayo de 2020

Microcuento (IV)

Vejépolis

-¿Vos estás hablando en serio, Evaristo?

-Que sí, Rosa, que sí...

-Entonces simplemente vas a salir a la calle y ya...

-Y ya.. me cansé de estar encerrado.

-Pero Evaristo, los viejos nos tenemos que quedar encerrados en la casa, somos población de riesgo.


-¿Y? Tengo 80, ya viví lo que tenía que vivir, no voy a pasar los últimos días de mi vida como si
fuera un preso, ¿Acaso no extrañas el viento, el sol? ...

-¿Y los muchachos? ¿Y los nietos?

-Ya están muy viejos y les enseñamos bien. Sabrán vivir sin nosotros.

-¿Y la policía?

-¿Y qué van a hacer? ¿Matarnos antes de que lo haga el virus?

-¡Espera!

-¿Qué pasó ahora?

-Voy contigo -dijo Rosa

Salieron a la calle y lo que vio les sorprendió...la calle estaba repleta de viejos agotados del encierro, dispuestos a vivir una vez más a plenitud, brillando como una supernova antes de extinguirse, mientras los más jóvenes poseídos por el miedo se marchitaban en sus casas cada día un poco más más. La calle, el mundo, era suyo, como siempre debió ser.

1 comentario:

  1. Por desgracia no ha sido así y me he encontrado la calle invadida ;)
    Saludos.

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