jueves, 17 de noviembre de 2011

Las justicias de la vida


¿Cuántas veces no han escuchado la expresión ‘la vida no es justa’ o ‘no entiendo porque le pasó tal cosa a fulanito  es tan buena persona’? hablan como si la vida fuera un concurso de méritos, como si el hecho de hacer cosas buenas fuera un salvoconducto protector.

Y yo lamento tener que informarles, pero la vida es una MIERDA. Así, en mayúsculas. Es cierto que tiene cosas buenas: Un recuerdo preciado, el tacto de la persona amada, una noche de lluvia o llena de estrellas, la vez que nos graduamos del colegio para no tener que ver a los petulantes con los que nos obligaron a convivir durante once años, pero las deudas, los trancones, los impuestos, los  políticos, el  pasar media vida en la oficina en un trabajo que no nos gusta queriendo estar en casa para no trabajar y la otra media deseando estar en el trabajo para no aguantarse las cantaletas, los niños llorando y el insoportable ambiente hogareño,  y el terminar con Alzheimer comiendo compota y cagándose en los pantalones, hacen que las cosas malas prevalezcan sobre las buenas.

 No, la vida no es justa. El hecho de que te vayas al África a ayudar a los niños pobres, que te vayas a curar leprosos a Kazajistán, que vayas a misa de seis todos los domingos y que juzgues misericordiosamente a quien no es igual que tú, no te exime de que  pises mierda de perro en la calle,  te de un cáncer en el cerebro o que a tú papá no lo maté una bala perdida.  Al contrario, la peor persona puede ser la que tiene más plata, la más admirada por la gente, deseada por la mujer que anhelas y el que se gana el baloto mientras tú, buen muchacho comes un poco más de carroña.

Esto no se trata de méritos, ni de realizar buenos actos en busca de una recompensa, no se trata de hacer el bien en busca de esperar una recompensa ya sea terrenal o en el cielo en medio de coros celestiales y ángeles rubicundos. El karma, el paraíso y la reencarnación son palabras para la satisfacción de los mediocres que esperan que en el futuro sus buenas obras o intenciones se vean premiadas.

Si quieren que les sea sincero todo le veo como una gran ruleta. Todo es un gran juego: Pestes, enfermedades, guerras, loterías, éxitos, nacer en un país del primer mundo, en una familia que te ame, o que seas abortado incluso antes de nacer están en un mismo saco. Lo importantes es que la rueda empiece a girar y girar…..se mueve a toda velocidad ¿La puedes ver? Hasta que finalmente se detiene, y es un placer informarte que esa mujer que te encontraste comiendo un helado en el parque es tu verdadero amor. Giramos la rueda de nuevo….Vaya, tu madre va a morir en un atraco, lo siento mucho ¿Lo intentamos de nuevo o ya te quieres retirar?

Si de nada sirve rezar o pecar ¿Qué hacer? Lo verdaderamente importante es no cómo somos o quejarnos de lo que nos ha pasado sino tener ‘una gracia’.

Me explico, en los campos de concentración quienes se salvaban no eran los más justos, ni los más piadosos, ni los que más supieran el Torah. Quienes tenían mayor capacidad de escapar de la muerte eran los más hábiles, los más ingeniosos, aquellos que eran buenos en orfebrería, en calzado, en falsificaciones, los más astutos o hábiles de palabras.  En pocas palabras quienes sobreviven siempre no son necesariamente los ‘buenos’, ni siquiera los más fuertes sino aquellos que se enfrentaron de manera inteligente a los tiempos difíciles y se adaptaron. Estoy seguro que el homo sapiens no era el más bondadoso de las especies pero quizá si la más tenaz, la más cabrona y bueno, producto de eso acá estamos.

Si quieres hacer buenos actos hazlos porque te nacen;  si no quieres agarrar a patadas a ese niño de cinco años que juega a la pelota no lo hagas, pero no  porque quieres ir al cielo o porque creas que la vida te lo va a recompensar más adelante sino porque estás convencido de no querer lastimar a otra persona.

Creo, eso sí y por irónico que pueda parecer, que quien hace buenas cosas atrae también buenas cosas. No es lo mismo tener personas que te quieran que haber matado, robado y engañado a medio mundo. Lo importante es vivir la vida como venga, sorteando las dificultades sin ataduras, libre y auténticamente genuino, comportándose de acuerdo con nuestro pensamiento y esencia en lugar de hacerlo en busca de paraísos perdidos y premios terrenales.

1 comentario:

  1. Totalmente cierto todo lo que has escrito. Todo se trata de hacer bien para recibirlo porque eso traerá felicidad en esta vida de paso que tenemos.
    Un abrazo grande!

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