jueves, 8 de marzo de 2012

INDIGNACIÓN


Estoy seguro que Enrique Peñalosa no ha montado en Transmilenio. No ha hecho las colas eternas, ni lo han embutido como si fuera una res en uno de sus articulados; podría jurar que no le ha tocado respirar ese aire caliente y pesado de decenas de personas que se apretujan en  un transporte digno de prisioneros de guerra pero no de  ciudadanos.

Peñalosa exclama orgulloso que él es el padre de ese engendro motorizado cuando debería avergonzarse por ello. Ese sistema puede ser una buena opción para ciudades intermedias pero para la cantidad de personas que tiene la capital es una ridiculez, una broma de mal gusto.

Cansados de esta situación, algunos ciudadanos han protestado, bloqueando vías, exigiendo un transporte eficiente, o por lo menos digno. Sus propuestas han sido sofocadas por el ESMAD –cuyos miembros seguramente también padecen del Transmilenio- y sus legítimas quejas han sido ridiculizadas y menospreciadas por los medios de comunicación y acalladas por las soluciones que no se ejecutarán nunca del alcalde de turno.

Indignación por lo sucedido con la Fiscal Viviane Morales. Una mujer valiente y recta que estaba luchando con esas ´fuerzas oscuras’ que aquejan al país desde hace tantos años. Su error fue pisar callos, meterse con quien no debía, es decir, cumplir con su labor.

Fue sacada por una leguleyada. Los abogados y congresistas repiten como un mantra que  Colombia es el país de leyes. Es cierto que lo somos,  pero una nación de leyes, artículos y decretos mediocres, mal redactados y peor aplicados. Las leyes que sacan hoy a Morales son los que premian con condenas irrisorias a criminales de lesa humanidad como los parapolíticos o lacras de cuello blanco como los Nule.  Ni siquiera podría decirse que la ley es solamente para los de ruana porque Garavito, el monstruoso asesino violador de niños, podría salir muy pronto de la cárcel.

Es claro que en el caso de la fiscal se movían muchos intereses siniestros. Si esta treta no hubiera funcionado, habrían apelado de nuevo a su matrimonio o se habrían inventado cualquier cosa.  Lo importante era quitarse de encima ese estorbo tan molesto.

Indignación por estos y muchas otras cosas que pasan en este país. Situaciones que no son reportadas  por los noticieros que idiotizan al espectador con sangre, fútbol y tetas, como si no fuera suficiente con los trancones, el ya mencionado transmilenio, el monopolio de los bancos, y los criminales que no salen en las páginas de judiciales pero son los generadores de guerrilleros, narcotraficantes y ladrones que pueden estar sesgando la vida de un ser querido.

Rabia y molestia en el ciudadano con las injusticias que día a día van colmando su paciencia, pero que son lentamente ahogadas por el trabajo, el conformismo, porque hoy juega la selección Colombia o porque toca ver a Amparo Grisales erizarse por  televisión.

Suave comodidad que se verá sacudida cuando uno de los hijos de la falta de indignación, un nuevo Tirofijo u otro Pablo Escobar estremezca los débiles cimientos de nuestra frágil paz.

Publicado en El Antagonista.com: http://elantagonista.com/2012/03/08/indignacion/



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