Estoy
seguro que Enrique Peñalosa no ha montado en Transmilenio. No ha hecho las
colas eternas, ni lo han embutido como si fuera una res en uno de sus
articulados; podría jurar que no le ha tocado respirar ese aire caliente y
pesado de decenas de personas que se apretujan en un transporte digno de
prisioneros de guerra pero no de ciudadanos.
Peñalosa
exclama orgulloso que él es el padre de ese engendro motorizado cuando debería
avergonzarse por ello. Ese sistema puede ser una buena opción para ciudades
intermedias pero para la cantidad de personas que tiene la capital es una
ridiculez, una broma de mal gusto.
Cansados
de esta situación, algunos ciudadanos han protestado, bloqueando vías,
exigiendo un transporte eficiente, o por lo menos digno. Sus propuestas han
sido sofocadas por el ESMAD –cuyos miembros seguramente también padecen del
Transmilenio- y sus legítimas quejas han sido ridiculizadas y menospreciadas
por los medios de comunicación y acalladas por las soluciones que no se ejecutarán
nunca del alcalde de turno.
Indignación
por lo sucedido con la Fiscal Viviane Morales. Una mujer valiente y recta que
estaba luchando con esas ´fuerzas oscuras’ que aquejan al país desde hace
tantos años. Su error fue pisar callos, meterse con quien no debía, es decir,
cumplir con su labor.
Fue
sacada por una leguleyada. Los abogados y congresistas repiten como un mantra
que Colombia es el país de leyes. Es cierto que lo somos, pero una
nación de leyes, artículos y decretos mediocres, mal redactados y peor
aplicados. Las leyes que sacan hoy a Morales son los que premian con condenas
irrisorias a criminales de lesa humanidad como los parapolíticos o lacras de
cuello blanco como los Nule. Ni siquiera podría decirse que la ley es
solamente para los de ruana porque Garavito, el monstruoso asesino violador de
niños, podría salir muy pronto de la cárcel.
Es
claro que en el caso de la fiscal se movían muchos intereses siniestros. Si
esta treta no hubiera funcionado, habrían apelado de nuevo a su matrimonio o se
habrían inventado cualquier cosa. Lo importante era quitarse de encima
ese estorbo tan molesto.
Indignación
por estos y muchas otras cosas que pasan en este país. Situaciones que no son
reportadas por los noticieros que idiotizan al espectador con sangre,
fútbol y tetas, como si no fuera suficiente con los trancones, el ya mencionado
transmilenio, el monopolio de los bancos, y los criminales que no salen en las
páginas de judiciales pero son los generadores de guerrilleros,
narcotraficantes y ladrones que pueden estar sesgando la vida de un ser
querido.
Rabia
y molestia en el ciudadano con las injusticias que día a día van colmando su
paciencia, pero que son lentamente ahogadas por el trabajo, el conformismo,
porque hoy juega la selección Colombia o porque toca ver a Amparo Grisales
erizarse por televisión.
Suave
comodidad que se verá sacudida cuando uno de los hijos de la falta de
indignación, un nuevo Tirofijo u otro Pablo Escobar estremezca los débiles
cimientos de nuestra frágil paz.
Publicado en El Antagonista.com: http://elantagonista.com/2012/03/08/indignacion/
que viva trasmilenio!!!!! jeje
ResponderEliminar