domingo, 27 de mayo de 2012

Insatisfacción



Una de las constantes del ser humano es la insatisfacción. Somos insaciables por naturaleza, siempre queremos más y más,  I can´t get no satisfaction grita por los micrófonos Mick Jagger y tiene razón. Si la raza humana se hubiera conformado con lo que tenía seguramente a esta hora estaríamos todos en una rama, a oscuras y tirándonos heces de mono a la cabeza.

El ser humano es ambicioso y egoísta, si el Comunismo falló fue por no tomar en cuenta la naturaleza humana, ¿por qué tener lo mismo que Juanito si puedo aspirar a mucho más? Aunque en el otro extremo, el Capitalismo salvajemente competitivo y asesino, tampoco es el mejor ejemplo a seguir.

Personalmente me parece bien no conformarse. Siempre hay que estar buscando, observando, aprendiendo, yendo más allá de las cosas simples que nos ofrece la vida.

¿Pero cómo encontrar ese ‘algo más’ que buscamos? La mayoría cree que la respuesta a esta insatisfacción está en los lujos de la vida moderna en tener un carro último modelo, un apartamento lujoso, viajes cada ocho días, ropas costosas, aparatos de última tecnología y accesorios de lujos.  Se vuelven simples lacayos de las cosas materiales, sirven a los objetos que deberían servirles a ellos.

Otros se desencantan por un hedonismo directo, sin contemplaciones. Una rumba perpetua: Bailes los jueves, viernes y sábados y guayabo los domingos. Fiestas, música a todo volumen para no pensar, dejarse llevar por las sensaciones  placenteras y efímeras para olvidar la pregunta incesante. Un coctel peligroso que no responde nada y que aumenta el desconcierto, despertando una insaciabilidad perpetua que busca resolverse el próximo fin de semana pero que será inútil porque al final siempre se acaba la fiesta, la música deja de sonar, los besos terminan y quedamos más solos y vacíos que nunca.

¿Cuál es la respuesta a esta interrogante? Por desgracia aquí no está. Es un camino personal, la vida nos ofrece tantas opciones como estrellas en el cielo y cada persona tiene una diferente, lo que diré es que lo único importante es despojarse del miedo, quien vive con con él es esclavo de sí mismo y nunca, jamás, podrá ser feliz por más que lo intente.

Yo también espero encontrar ese ‘algo más’, quiero dejar que la vida me sorprenda pero sorprendiéndola a su vez, hay que gozarse la existencia porque es una sola pero no quedarse allí, hay que actuar, no esperar un salvador porque nadie va a aparecer de la nada.

Es cierto que hay que buscar ese ‘algo más’, pero creo que no por ello hay que dejar abandonada la felicidad.  No creo que la búsqueda de una satisfacción y una felicidad tengan necesariamente que reñir, al contrario, creo que se complementan, que esa búsqueda se ve fortalecida si se aprecia lo que se tiene.

Ahora bien los extremos son malos, si nos conformamos con lo que tenemos corremos el riesgo de quedarnos estáticos, volvernos seres mediocres, esclavos del sistema a la espera de una jubilación, morirnos de a pocos en vida.  La solución está en priorizar: perseguir los sueños y las respuestas, pero siendo consciente de lo que tenemos y alimentándonos de ello para continuar el camino.

Mi respuesta está en las letras. La vida me sorprende cada vez que me siento frente al teclado y las historias surgen como por arte de magia, dejando que en cada relato, en cada página pueda ver mil amaneceres de distintos colores.

Sé que la literatura es mi camino. Que si quiero que sea mi opción de vida debo tomármela en serio, con solemnidad, dándole la importancia que se merece, lo cual no quiere decir que no me divierta al hacerlo. Pero no por ello dejaré de amar con intensidad,  ni permitiré que el miedo guié mis actos, o perderé mi luz en el camino, sino por el contrario, la haré refulgir con mayor fuerza dándole calor a todos los que me rodean. Sé que si sigo en mi empeño, si creo en mí, lograré el milagro y todos mis sueños se harán realidad.

Los dioses me susurran historias asombrosas y los muertos guían mi mano hacia el teclado.

  

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